En septiembre Salta presentó un pico de contagios de coronavirus que puso al sistema sanitario al borde del colapso. Para evitar esto, se convocó a médicos retirados y jubilados para atender consultas telefónicas a través de una resolución, e inmediatamente recibieron respuesta.
Tal es el caso de Wilfredo Medrano, de 68 años, un médico pediatra reconocido en el interior de la provincia. Fue gerente de hospitales del interior durante 28 años, como el de Embarcación, y ejerció como pediatra y atendiendo adultos en Santa Victoria Este y Oeste, Salvador Mazza, Colonia Santa Rosa, Orán e Iruya. De este último se jubiló hace apenas dos años.
"Me siento útil. Me siento feliz. La gente me llama y para mí es una alegría"
Su número de teléfono se difundió rápidamente tras la convocatoria, y recibe llamados de personas con síntomas de toda la provincia de Salta para saber qué medidas tomar y qué remedios adquirir. En diálogo con La Gaceta, el profesional confesó que extrañaba mucho ejercer su profesión: "Me siento útil. Me siento feliz. La gente me llama y para mí es una alegría. Hace dos años que no ejercía, pero tengo una familia muy grande de la que nunca deje de ser el médico. Yo juego al fútbol, al tenis, manejo, tengo amigos. Me siento joven y útil", y agregó que piensa ser médico "hasta el último, hasta que se pueda, hasta que ya no razone bien".
"Uno tiene años de experiencia y nunca deja de estudiar. Nunca dejé de actualizarme sobre la pandemia".
Gracias a las consultas por WhatsApp, Zoom y teléfono el sistema de emergencia y las líneas para reportar síntomas se encuentran más descomprimidos, lo que permite atender a todos los llamados y enviar profesionales rápidamente a donde se necesite. La ayuda médica indirecta a través de la prescripción de recetas e indicaciones antes de que el cuadro empeore está resultando muy efectiva.
Además, remarcó que "uno tiene años de experiencia y nunca deja de estudiar. Nunca dejé de actualizarme sobre la pandemia. Entonces no es lo mismo que una comadre o un farmacéutico te digan 'tomate esto', que el consejo de un médico". Wilfredo contó que con un grupo de siete colegas jubilados se reúnen a comer y debaten sobre descubrimientos fármacos, científicos, artículos y novedades que leen y estudian.
"En esta pandemia faltó concientización”.
"Siempre nos estuvimos actualizando sobre los avances de la vacuna; el paso de la enfermedad por Italia y España; cuando fue el boom del dióxido de cloro también, supimos que era veneno. Estudiamos constantemente porque tenemos tiempo, y eso nos fortalece", explicó. Ante el aumento de casos entre agosto y septiembre, el médico se conmocionó por la cantidad de médicos infectados, y sintió la necesidad de colaborar.
En 1992, durante la epidemia del cólera, Wilfredo prestaba sus servicios en Colonia Santa Rosa, y comparó la situación actual a esa, sosteniendo que la salud también se encontraba saturada y tuvieron un caso donde pusieron 40 litros de suero a una persona en apenas 24 horas. "Pero la educación en los niños, adolescentes y trabajadores tuvo un rol clave. Dimos muchas charlas en las escuelas, hicimos afiches, dibujos, juegos, y luego eran ellos los que influían a sus papás y les pedían que se laven las manos. En esta pandemia faltó concientización".
"La gente no se cuida, no previene, cree que es un resfrío normal. Pueden estar días sintiéndose mal y sin prestarle atención y por eso terminan internados, pero en la mayoría de los casos se puede prevenir”.
Especialmente, el médico expresó preocupación por la falta de involucramiento que tuvieron distintos sectores de la sociedad, y por el próximo Día de la Madre. Enfatizó la necesidad de aumentar las restricciones ese fin de semana, porque "la gente no se cuida, no previene, cree que es un resfrío normal. Pueden estar días sintiéndose mal y sin prestarle atención y por eso terminan internados, pero en la mayoría de los casos se puede prevenir".
Finalmente, el médico remarcó que la gente minimiza las secuelas de la enfermedad: "El pulmón de un adulto tiene marcas, cicatrices, ha perdido capacidad, no es lo mismo que el de un joven deportista con gran reserva de aire. Entonces la enfermedad lo va a golpear más fuerte. Quedan lesiones pulmonares, fibrosis y complicaciones de circulación a nivel multisistémico. La respuesta ventilatoria no es la misma, y quedan un buen tiempo con dificultades para hacer actividades normales".