La visita de Wanda Nara a Rosario este fin de semana junto a sus hijas abrió un nuevo capítulo en el escándalo con Mauro Icardi y el que se involucró fue el padre del futbolista, Juan Carlos, quien dio que hablar cuando le preguntaron a quien elegía entre la empresaria y la China Suárez, nueva pareja de su hijo.
La cronista de Infama le consultó si aceptaría a la actriz como nuera, pero el rosarino evitó responder y en cambio se dirigió a abrazar a Wanda Nara y sus nietas.

Mientras respondía, Juan Carlos señaló a Wanda: “Él ya va a venir, está lejos, tiene que empezar a jugar”, y luego se apartó de la cronista para saludar a la empresaria y a las niñas que estaban subiendo a una camioneta. Esa actitud fue comentada como significativa: “Ese es el mensaje”, afirmó la conductora Marcela Tauro.
“La cronista quiso saber si aceptaba a la China y el padre de Mauro hizo mutis por el foro ¡Y se fue a abrazar a Wanda y las nenas! Ese es el mensaje”, puntualizó Tauro al aire en Infama.

Antes de ese gesto, Juan había respondido a otra pregunta: si le gustaría que Mauro estuviera en el evento familiar. Su respuesta fue escueta: “Somos adultos… él ya va a venir”, reafirmando la distancia clara entre el futbolista y Wanda.
La escena tuvo repercusión masiva en redes sociales. Usuarios interpretaron el abrazo como un posicionamiento tácito: respaldo a la exmujer del jugador y rechazo silencioso hacia la figura de Suárez.

La cronista también preguntó sobre la relación con la nueva pareja de Mauro. Juan Icardi contestó con diplomacia: “Los mayores son mayores”, y nuevamente optó por ir junto a Wanda y sus nietas.
Este episodio llega en medio de una contienda mediática internacional: por un lado, Wanda Nara participó en una fiesta familiar en Rosario con sus hijas; por el otro, Mauro permanece en Turquía junto a la China Suárez y los hijos que tienen juntos.
El contraste de las imágenes se convirtió en un mensaje cruzado: Wanda compartiendo la cercanía familiar del otro bando en Rosario; Juan Carlos reafirmando esa alianza con su gesto afectivo. Un silencio que dijo más que cualquier palabra.