Durante el debate por la Convención Constituyente santafesina, la diputada Amalia Granata protagonizó un cruce con la directora de Economía Social provincial, Celeste Ruiz Díaz. El intercambio subió de tono hasta que la funcionaria respondió con una frase lapidaria: “Mis tetotas son mías, y originales”.
La discusión comenzó en el contexto del debate por la Convención Constituyente de Santa Fe, cuando la diputada provincial y mediática cuestionó duramente el proceso, calificándolo como un “circo” impulsado por el gobernador Maximiliano Pullaro.
Granata aseguró que el proceso era “muy apurado” y advirtió que se le estaba dando demasiado poder al Ejecutivo. Su postura generó controversia y fue rápidamente respondida por la funcionaria Celeste Ruiz Díaz, quien ejerce como directora de Economía Social del gobierno provincial.
Ruiz Díaz salió al cruce por redes sociales con un mensaje contundente: “La Convención Constituyente es cosa seria... Me da vergüenza ajena Amalia Granata. Que alguien le avise que está en la Convención, no en Intrusos ni LAM”. La funcionaria buscó diferenciar el ámbito del debate institucional del del espectáculo mediático.
La respuesta de Granata fue igualmente fuerte, empleando un lenguaje personal y directo: acusó a Ruiz Díaz de aprovechar su imagen para llamar la atención y le lanzó: “Lo que da vergüenza es tu foto de perfil ofreciendo tus tetotas. Estás más para el Maipo que para el Ministerio…”.
No pasó mucho tiempo antes de que Ruiz Díaz respondiera sin titubeos: “Y sí, mis tetotas son mías, y originales”, arremetió con ironía y firmeza ante el ataque personal. La frase se viralizó de inmediato y generó una catarata de reacciones en redes.
El intercambio derivó en un choque simbólico entre dos visiones de la política: una que enfatiza el espectáculo y el uso de la imagen pública para marcar opiniones, y otra que defiende la seriedad de los espacios institucionales.
Mientras Granata mantiene un estilo provocador, apelando a referencias mediáticas para visibilizar sus posiciones, Ruiz Díaz aprovechó la plataforma institucional para marcar un límite entre el debate político y el show, con una réplica que fue percibida como defensa del lugar institucional que ocupa.
El episodio se instaló en la agenda pública y mostró cómo, en plena discusión constitucional, los cruces personales pueden eclipsar las ideas. En redes sociales, muchos se dividieron entre apoyar la libertad de expresión de Granata y valorar el reclamo de respeto al ámbito institucional de Ruiz Díaz.
