Con tan sólo 13 años, Luana muestra miles de razones para aferrarse a la vida. Desde su nacimiento, la jovencita de San José del Rincón enfrentó las complicaciones de una parálisis cerebral y varios problemas de salud. Su vida podría mejorar con una operación, pero necesita una vivienda segura para recuperarse de la intervención, algo que su mamá Lucía busca en una batalla paralela a la de su hija.
No es fácil para Lucía. Las puertas se cerraron muchas veces en todos los sentidos. Más allá de Luana, la joven mamá está desempleada y debe cuidar por sí misma de la adolescente y de otros tres niños más pequeños, que también la necesitan.
El diálogo con Vía País fue intenso. De a ratos la voz se quebraba, en una mezcla de dolor e impotencia. “No tengo ayuda de mi familia. Tengo que dejarla y me voy con el corazón en la boca, porque ninguno la entiende, ninguno sabe qué es lo que quiere. Claro que nunca se tomaron un tiempo de decir ´bueno, estoy un ratito con ella para conocerla´, jamás”.
¿Cómo es luana?
La parálisis de Luana le impide hacer muchas cosas, como hablar o caminar. Sin embargo, Lucía asegura que es muy inteligente y capaz de hacerse entender: “Cuando hablo con alguien siempre digo que me sorprende lo valiente que es, porque a pesar de cualquier inconveniente que tenga, siempre está sonriendo”.
“Es una nena que siempre está arrasando todo con lo feliz que es. Quiere salir adelante, porque es super inteligente. Antes podía pararse solita, apoyándose en las paredes. Caminaba conmigo, a la par”, asegura Lucía con la voz emocionada.
La jovencita usaba botas ortopédicas indicadas por su fisiatra, pero su crecimiento físico hizo cada vez más evidente la necesidad de una operación: “Necesita sí o sí esta operación. Tienen que hacerle un enderezamiento de pie y estiramiento de tendones, porque tiene un pie que se le está deformando y las rodillas muy rígidas. La operación es de la cadera hasta la punta de los pies”.
La cirugía tiene fecha y lugar: será el cuatro de diciembre en el Sanatorio de Niños de Rosario. No obstante, los médicos le dijeron a Lucía que Luana necesita un ambiente propicio para su recuperación, con una casa adaptada, cómoda y con buenos parámetros de higiene; algo que, debido a la condición económica de la familia, hoy no existe.
Luana necesita una casa
“Hablé incluso con el intendente y su respuesta es que no hay ayuda, que no hay fondos y siempre me salen por lo mismo”, explica con un tono de voz angustioso. Es que la joven mamá intentó por muchos medios obtener ayuda del Estado para conseguir una casa o edificar, pero sólo encontró negativas.
Finalmente, Lucía terminó acondicionando una casa abandonada por sus dueños y, utilizando la ayuda económica del IFE, logró construir un baño y mejorar las instalaciones. Mientras tanto, desde las áreas sociales continuaron rechazando su pedido de ayuda, a pesar de tener una hija con necesidades especiales.
Lucía cuenta que, en un momento, las autoridades le comunicaron sobre la posibilidad de mudarse a otra casa, pero que quedaba lejos. “No era buena idea irse a esa vivienda porque quedaba lejos, yo no tengo movilidad y si a Luana le pasa algo hay que trasladarla de forma urgente”.
La casa donde viven ahora no cuenta con condiciones propicias para ser habitada por ninguna persona. Menos para una niña que debe operarse. La mujer cuenta lo que sufren a diario: “hay frío, hay humedad, llueve más adentro que afuera...”; sumado a que la instalación eléctrica es irregular y conlleva un peligro constante de electrocución.
cómo ayudar
Lucía lleva el día a día de Luana en Instagram bajo el usuario @sooy_luaana. Allí se puede ayudar compartiendo su situación con la esperanza de que llegue a manos resolutivas y participar de una rifa que organizó para recaudar dinero.
Además, la mujer puso a disposición el alias ayudaaluana, para todos los que quieran colaborar de forma económica.
La solidaridad de la gente donde no hay estado
Hay un término acuñado por el pueblo africano para describir la importancia de la comunidad en el bienestar de todos: Ubuntu. Su filosofía es que, si sos capaz de ver a los demás como humanos de pleno derecho, jamás los tratarás mal o como si fueran inferiores”. La situación de Lucía, invisible para las autoridades locales y provinciales, debería movilizar piezas en el Estado, pero el tiempo apremia.
“No me queda otra opción que recurrir a la ayuda de la gente. No estoy contenta con esto, no puedo llegar a ningún lado y es muy difícil; como mamá no me gusta estar en este lugar”, remarca la santafesina, que no cuenta tampoco con ayuda de ninguna fundación ni organización civil para llevar su caso.
Hacia el final de la charla el nudo vuelve al pecho de la madre. Jura nuevamente nunca bajar los brazos y repite como un mantra: “Esta pelea es para mi hija”. Lo hace levantando levemente la voz, como pidiendo con timidez lo que le corresponde por derecho.