Alberto Joaquín presentó su renuncia “indeclinable” como vicepresidente de la Empresa Provincial de Energía (EPE) luego de que estallara el escándalo por el presunto vacunatorio VIP que funcionaría en el Hospital Eva Perón de Granadero Baigorria, donde recibió las dosis contra el coronavirus.
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El ahora ex funcionario reconoció haber recibido la vacuna Sputnik V el 2 de febrero y el 11 de marzo, luego de haber tenido una “recaída” en su “condición de hipertenso”. A eso se suma que tiene 78 años. Argumentó que para poder seguir ejerciendo su cargo en la EPE, y siendo “esencial” fue vacunado.
No obstante, cabe aclarar, que en ese momento las dosis estaban destinadas únicamente al personal médico, que estaba expuesto de forma directa al coronavirus. “Muy lejos está de mi persona la supuesta participación en un vacunatorio VIP”, manifestó Joaquín en un escrito con el que se sumó a la desmentida de los propios médicos del Eva Perón. Sin embargo, por la tarde presentó su su renuncia.
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Había asumido el cargo de vicepresidente de la EPE en octubre, época en la que la provincia de Santa Fe registró el pico de contagios de la primera ola. A la hora de defender su labor, recordó que aceptó el puesto ad honorem. En el texto reproducido por Radio 2, remarcó: “Pese a todas las dificultades que la pandemia generaba, fui cumpliendo con las múltiples obligaciones que el cargo requería”.
Quien realizó la denuncia por este adelantamiento en la fila de vacunación fue el jefe interino de enfermeros, Ariel Pérez, a quien los médicos del Eva Perón le cuestionaron la idoneidad profesional y pusieron en duda la veracidad de sus acusaciones. Además de Joaquín, también figuran en el listado de Pérez el intendente de Granadero Baigorria, Adrián Maglia, y el delegado de San Lorenzo de UPCN, José Luis Babaya,