Ángel Di María vivió una jornada de emociones encontradas en su regreso al club que lo vio nacer. El volante reapareció en el Gigante de Arroyito luego de 18 años y abrió el marcador con un penal convertido al minuto 78, en un estadio colmado por unos 47.000 hinchas que se volcaron a las tribunas.
Lo que parecía el inicio soñado se transformó en desazón cuando, cerca del final, alrededor del minuto 89, sufrió un fuerte pisotón en el tobillo. El golpe fue tan fuerte que debió retirarse en camilla, aunque él mismo restó importancia, asegurando que fue “un pisotón en el hueso nomás, pero nada, todo tranquilo”.
En tiempo de descuento, Godoy Cruz igualó por intermedio de Vicente Poggi, amargando lo que fue una tarde de reencuentro. Así, el partido terminó 1‑1 y el público vivió una mezcla de euforia y tristeza.

Pese al empate, Di María bajó la intensidad y mostró humildad. “Queríamos darle una alegría a la gente… no se dio el resultado que buscamos, pero esto recién empieza y queda mucho todavía. Vamos Central”, escribió en Instagram, acompañando su mensaje con agradecimientos al cariño de los hinchas.
Las muestras de apoyo no tardaron en llegar. Su esposa, Jorgelina Cardoso, comentó emocionada en la publicación: “Qué locura más hermosa, mi vida”. También compartió una historia grupal junto a sus compañeros con el mensaje “Juntos. Vamos Central” y emoticonos de corazones.

Horas antes, el posteo de Di María se había viralizado y superó los 465.000 me gusta en minutos, reflejo del impacto que genera su retorno al fútbol argentino.
Consciente de las críticas al rigor físico del fútbol argentino, Di María también se pronunció: “Siempre igual, es así el fútbol argentino”, admitiendo que cortan fuerte y lamentando el empate con cierto fastidio.
Continúa siendo figura de presencia imponente: su debut incluyó un gol, el retiro con dolor y un mensaje emotivo, consolidando su rol como líder dentro y fuera de la cancha. El próximo rival de Rosario Central será Lanús, el sábado 19 de julio en La Fortaleza.