El retorno de Ángel Di María a Rosario Central no es solo un hito futbolístico, sino también el cierre de un capítulo emocional que comenzó hace más de dos décadas. El origen de este vínculo inquebrantable tiene nombre propio: Diana Carreño, su madre, quien fue clave en los primeros pasos del crack rosarino.

Cuando Ángel era un niño con sueños y una zurda prometedora, su mamá lo llevaba en bicicleta desde el barrio Las Flores hasta el predio de Rosario Central. Diana, incansable, recorría largos trayectos en su bicicleta ‘Graciela’ con su hijo sentado atrás, en busca de un futuro mejor para él.
“Graciela era una bicicleta amarilla, oxidada, con la que mi mamá me llevaba todos los días al entrenamiento. Tenía un canastito adelante y espacio para llevar uno más atrás, pero había un problema, porque mi hermanita también tenía que venir con nosotros. Entonces mi papá con una sierra le cortó un cuadrillo de cada lado del canastisto, que es donde se sentaba mi hermana", relató sobre aquellos primeros años.

Así que imaginen esto: una mujer andando en bicicleta por todo Rosario, con un pibe atrás y una nenita adelante, más un bolso deportivo, con mis botines y algo de comer, en el canasto de adelante. En subida, en bajada. Pasando por los barrios más difíciles. Bajo la lluvia. En el frío. De noche. No importaba. Mi mamá sólo seguía pedaleando”, recordó Fideo conmovido en una entrevista.
Su padre, Miguel Di María, también fue fundamental. Mientras Diana pedaleaba para cumplir con los horarios del club, él sostenía la economía familiar con trabajos duros y horarios extensos. Ese entorno de sacrificio forjó el carácter que luego mostraría el jugador en cada cancha del mundo.

Años después, Di María triunfó en Europa, ganó la Champions League y levantó la Copa del Mundo en Qatar 2022. Pero nunca se olvidó de sus raíces. Cada logro fue, de alguna manera, una devolución a ese esfuerzo anónimo de sus padres.
Por eso su regreso a Rosario Central está cargado de simbolismo. No es solo volver al club que lo formó, sino volver al lugar donde empezó a escribirse su historia, con una madre que pedaleaba por él y un padre que sacrificaba todo por su familia.
Ahora, con la camiseta canalla nuevamente sobre la piel, Di María rinde homenaje a esa infancia de barro, esfuerzo y bicicleta. Una vez confirmado su regreso al Canalla, el campeón del mundo compartió una foto junto a su mamá y una frase que emocionó a todos y que sirvió para cerrar el círculo de una larga historia de sacrificio: “Y volvimos, vieja. Agarrá la bici que volvemos a empezar. Te amo ma“.
