La Justicia provincial ordenó este viernes la prisión preventiva de la esposa de Ángel Peralta (73), el jubilado al que mataron en su casa del barrio Ludueña de Rosario. Según la denuncia sobre el crimen, la mujer golpeó a su marido a la medianoche y luego le pidió a un vecino que llamara a la policía.
Luego del homicidio registrado la madrugada del miércoles 12 de abril en Humberto Primo al 2000, el fiscal Alejandro Ferlazzo señaló a Lucía Silvina Romero como autora de homicidio calificado por la relación de pareja. La imputada de 42 años fue detenida apenas comenzó la investigación y continuará privada de su libertad.
Durante la audiencia en el Centro de Justicia Penal de Rosario se ratificó que “Lalo” y su esposa se casaron unos tres o cuatro meses antes, pero no vivían juntos. En el momento en que falleció el dueño de casa, ella era la única persona que lo acompañaba.
En la declaración previa a su arresto, Romero planteó que encontró a Peralta muerto cuando volvió al domicilio. Sin embargo, Ferlazzo ordenó su detención de inmediato en base a la evidencia que encontraron los investigadores cuando inspeccionaron la propiedad en Ludueña.
Luego de la presentación del Ministerio Público de la Acusación (MPA) y la defensa, la jueza Silvia Castelli aceptó el pedido de prisión preventiva por el plazo de ley. A partir de esta resolución, la imputada continuará alojada en la cárcel mientras avanza el proceso penal.
¿Cómo mataron a Ángel Peralta en el barrio Ludueña de Rosario?
El informe del Instituto Médico Legal (IML) de Rosario indica que Ángel Peralta murió alrededor de las 12.30 de la medianoche del miércoles por un traumatismo craneoencefálico grave. La policía halló el cadáver a la madrugada, dentro de su habitación.
La autopsia indica que al jubilado le pegaron con un objeto contundente. Así se sostiene la teoría de que Silvia Romero atacó a su marido con una botella, uno de los elementos secuestrados por los investigadores en la casa de “Lalo”.
De acuerdo a la hipótesis del MPA, la mujer agredió a la víctima arriba de la cama. El jubilado quedó tendido sobre un charco de sangre y ella le pidió ayuda a un vecino con el argumento de que alguien había asesinado a su esposo mientras no estaba.
