La Universidad Nacional de Rosario (UNR) sumará dos nuevos laboratorios mediante una inversión de 30 millones de pesos. Así lo anunciaron este miércoles junto con autoridades del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet).
El rector Franco Bartolacci y la titular del organismo estatal, Ana María Franchi, firmaron el convenio correspondiente para realizar la obra. La misma será destinada al Instituto de Procesos Biotecnológicos y Químicos Rosario (IPROBYQ) y la Incubadora UNR, ambas en el predio de La Siberia.
Según informaron desde la institución local, el edificio de 600 metros cuadrados estará vinculado con el inmueble de Innova y contará con tres plantas.
Dos plantas estarán destinadas para el funcionamiento del instituto y otra para la Incubadora, precisaron fuentes oficiales.
“Poder cumplir con estos objetivos significa saldar una deuda histórica, la de garantizar condiciones de trabajo, de estudio, de producción científica acorde a los desafíos y a la excelencia de los institutos de doble pertenencia que tenemos”, afirmó Bartolacci.
El exdecano de la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales consideró que el acuerdo es “histórico” y se trata de “una gran noticia” par ala comunidad universitaria.
Por otra parte, el rector señaló que están dando un paso más para ver “hechos concretos” vinculados al desarrollo de la incubadora. En este sentido, adelantó que el edificio UNR Innova se inaugurará en marzo. El inmueble alojará todas las actividades de ciencia, tecnología e innovación de la casa de estudios.
Franchi, por su parte, señaló: “Este año que pasamos tan triste demostró que la comunidad científica estaba y pudo responder”. A esto agregó que esa relación “no se hace de un día para el otro, sino que es una construcción”.
La titular del Conicet ponderó el “cambio de política” fundado en el apoyo a la ciencia y a la tecnología y se mostró esperanzada con el proyecto de ley de financiamiento del área.
En cuanto al convenio firmado, consideró que “es muy importante” porque significa lograr una sede propia de un instituto que tiene una gran actividad de transferencia hacia el sector privado, especialmente a la industria aceitera.
“Esta obra permitirá que los investigadores puedan trabajar en un lugar mucho más confortable y en condiciones dignas”, concluyó Franchi.