El episodio violento de balacera que terminó con la vida de Máximo Jerez el pasado 5 de marzo en Empalme Graneros, dejó también a otros tres nenes heridos y una preocupación generalizada en el barrio Los Pumitas. Pese a que los chicos “evolucionan bien”, los profesionales de la salud remarcan que tienen “pánico” y les está costando volver a sus actividades cotidianas.
Los pequeños son Salomón y Alexis de 13 años; y Naira de tan sólo 2. Según la médica a cargo de los casos, a Naira una bala le fracturó un brazo y está enyesada, pero fuera de peligro. Mientras que a Salomón se le comenzó una reconstrucción del maxilar inferior luego que un proyectil entrara en su boca. Alexis, el más perjudicado, fue operado dos veces porque la balacera afectó el lado derecho de su cuerpo: hígado, pulmón y riñón, además de cargar con una costilla fracturada.
“Los dos nenes y la nena baleados evolucionan bien, pero tienen mucho miedo, pánico, y necesitan volver a su vida: su casa, sus amigos, la escuela, el comedor, el club. Apenas hablan, y lo que menos necesitan es el acoso mediático. Tenemos que cuidarlos”, explicó Mónica Jurado, la profesional de la salud que sigue paso a paso la evolución de los chicos.
Alexis aún tiene la bala alojada en su cuerpo y deberán extirpársela quirúrgicamente antes de salir del hospital. Tanto él como Salomón cuentan que sueñan con ese día y tienen miedo de volver a recorrer la zona.
Qué dicen en la escuela donde los chicos son alumnos
“No tienen miedo a lo que pase en la escuela, temen recorrer las 12 cuadras de acá a su barrio”, dijo uno de los maestros de los chicos que asisten a la escuela N°1344. El docente refiere al difícil trayecto desde la avenida Sabin y Juan B. Justo hacia el barrio Los Pumitas, que ahora está lleno de efectivos policiales y federales.
Mientras tanto, el equipo directivo de la institución escolar se prepara para el momento en que los chicos regresen a tener clases junto con sus compañeros, ya que hará falta una asistencia más allá de lo escolar. Alexis, sobre todo, vive en un contexto de mucha vulnerabilidad, ya que no tiene mamá ni papá.
En ese marco, la médica recordó: “No puedo olvidar la actitud de la mamá de Maxi la noche en que había perdido a su hijo: no se movió de al lado de la terapia donde estaba Alexis, quien no tiene ni mamá ni papá que lo críen. Si ella en esa situación pudo cuidar a este nene, cómo no vamos a cuidarlos nosotros”.
Jurado, además, dio datos escalofriantes: desde el 2020 hasta ahora, entre el Hospital Vilela y el que ella lleva bajo su administración contabilizaron 72 casos de menores de 18 años baleados que no trascendieron en los medios de comunicación al nivel que el crimen de Maxi.