Vecino de la infancia, compañerito de escuela y ladero en los picaditos de fútbol que se extendían hasta altas horas, Alexis Amarillo es un amigo incondicional de Ángel Di María. Forma parte del grupo que apoyó a Angelito en los peores momentos, como cuando se lesionó en instancias decisivas del Mundial pasado y de la Copa América, incluso tras la magra actuación del rosarino en el debut ante Islandia. Asegura que al veloz extremo le quedó la espina clavada por aquella final ante Alemania que se perdió y que en Rusia va por la revancha.
"El Mundial pasado y la Copa América le dejaron un sabor amargo por lo que le pasó y ahora vive esta Copa del Mundo como una revancha. Lo vemos muy metido y entusiasmado", indica Amarillo en diálogo con Vía Rosario.
Descarta de plano que la presión o el temor hayan incidido en el rendimiento y los desgarros de Fideo. "Es fuerte de la cabeza y siempre jugó en equipos importantes, incluso finales de Champions en las que fue figura", señala aunque considera que el dolor que sintió el ex Central por haberse perdido la final ante Alemania lo llevó a madurar.
"Las caídas que él tiene las sufrimos también nosotros a la distancia, pero él siempre le mete mucha garra, quiere estar en todo momento, y eso es lo que le permite superarse y salir adelante", reflexiona y recuerda que ya de chico era así.
"Los picados duraban hasta las 12 de la noche, algo hoy impensado. Todos queríamos estar en su equipo porque era rápido, hábil, agarraba todas y no se daba por vencido nunca", recuerda.
Amarillo forma parte del grupo de diez amigos que cada vez que llega Ángel a Rosario, lo recibe con un asado. Asegura que en aquellos encuentros no se habla de fútbol porque sería equivalente a hablar de trabajo. "Él viene cinco días a Rosario y al menos uno lo pasa con nosotros. Nos reímos, jodemos, pero no lo invadimos con preguntas porque sabemos que lo que él quiere es despejarse", cuenta.
"Nosotros no decimos: 'Viene Di María'. Lo tomamos como alguien más del grupo y pese a todo lo que él vive, no cambió su forma de ser, es el mismo amigo de siempre", valora y añade que antes de que comenzara el entrenamiento en el predio de Ezeiza pasó un rato con ellos, a quienes considera su "cable a tierra".
Ya instalado en Rusia, Di María mantiene el contacto con sus amigos vía Whatsapp. "Le deseamos lo mejor porque se lo merece. Es un pibe luchador que deja todo y siempre se acuerda de sus amigos", cierra el joven.