El pintor rosarino Adolfo Nigro falleció este lunes a los 75 años en la ciudad de Buenos Aires a raíz de un paro cardiorrespiratorio, y sus restos serán velados durante una ceremonia familiar e íntima.
Así trascendió en las redes sociales, donde figuras de la cultura local lo despidieron "con profunda tristeza", desde ilustradores como Horacio Altuna y Miguel Rep, pasando por instituciones como el Museo Nacional de Bellas Artes, hasta las Abuelas de Plaza de Mayo.
Se trata de "un artista solidario con nuestra lucha desde el principio, que contribuyó con pinturas y dibujos, participó de muestras y vendió varios de sus cuadros para contribuir con la búsqueda de los nietas y nietas", destacó la organización defensora de los derechos humanos en su sitio web.
Nacido el 22 de septiembre de 1942 en el seno de una familia obrera de Rosario, Nigro se instaló en Buenos Aires en la década del 50 para estudiar, primero en la Escuela Nacional de Bellas Artes Manuel Belgrano y luego en la Prilidiano Puyerredón, mientras trabajaba como metalúrgico, albañil, camionero o verdulero.
Entre sus maestros se encuentran Antonio Pujía, Víctor Magariños, Aurelio Macchi y Héctor Nieto, así como el escultor Joaquín Torres García (1874-1949), de quien tomó su herencia durante los 60 en Montevideo, donde también vivió, y, a partir de su "universalismo constructivo", hizo dibujo, collage, pintura, cerámicas y tapices.
Nigro fue distinguido con el Premio XXIV Salón Nacional de Grabado y Dibujo (1988); el Gran Premio de Honor LXXVIII Salón Nacional de Artes Plásticas, el Premio Trabucco Adquisición, otorgado por la Academia Nacional de Bellas Artes (1994).
"Pienso que una vocación artística empieza por una necesidad de hacer algo, por una inclinación natural hacia el arte", había dicho en una entrevista, consultado sobre su producción, que se caracterizó por una percepción singular del mundo real en obras similares a tapices.
Su primera producción asumió un imaginario fantástico rioplatense, continuó definida por el agua como elemento y luego se extendió al aire y la tierra, en un intento por recuperar el pasado, su infancia en Rosario, la juventud montevideana y los inicios porteños.
Entre otras ciudades, expuso en Buenos Aires, Montevideo, Santiago de Chile, La Plata, Rosario, Madrid, La Habana, México, Nueva York y Miami.