Tras tomar estado público el caso de "Peque", el bebé que fue apartado de la familia solidaria que lo cuidó durante 16 meses, para ir a vivir junto con sus otros tres hermanos con una pareja preadoptantes, el juez de Villa Constitución que resolvió reunir a los niños en el seno de un nuevo hogar habló con la prensa y desmintió que la audiencia donde se definió el nuevo destino de los menores haya sido traumática.
Karina y Gustavo Monduzzi habían denunciado que no les habían dado siquiera la oportunidad de darle un beso a "Peque", el menor de los hermanos que ellos habían cobijado y por el que habían solicitado la adopción que les fue denegada por estar prohibido para una familia solidaria participar de un proceso de adopción definitiva.
"Nosotros no sacamos a los chicos furtivamente. El Tribunal ni siquiera tiene puerta de atrás", se defendió el juez de familia de Villa Constitución, Oscar Davini, en contacto con Radio 2. "Nadie le sacó el niño a nadie. El pequeño tiene nombre y apellido y se fue dormido en brazos de su familia preadoptiva", agregó.
El nuevo destino de "Peque" es una pareja de Roldán que decidió inciar el proceso de adoptabilidad asumiendo el desafío de darle un hogar a los cuatro hermanos, un hecho inusual, que fue valorado por la Justicia.
Los Monduzzi, que apelaron el fallo y continúan reclamando al menor de los cuatro hermanitos, expusieron además su voluntad de adoptar a los otros tres menores, expresión que habrían dejado en claro ante el Juzgado, aunque dicha versión fue descartada por el magistrado. "Yo me ciño al expediente y allí no estaba expresa la voluntad de la pareja de cobijar a todos los hermanos" indicó.
"Yo comprendo el dolor, solo que creo que hay un sistema de adopción perfectible y revisable pero que hoy tiene fundamento en el Código Civil. Creo hay que apegarse a la norma", puntualizó el Davini. Karina y Gustavo originalmente recibieron a "Peque" por seis meses, pero el período se extendió y en ése plazo el menor entabló una relación muy cercana con ellos, al punto que al parecer los llamaba "papá" y "mamá".
"El del matrimonio en cuestión no es el único y el primer dolor. El primer dolor es el del niño y también hay que comprender calvario por el que pasan la familias que integran el registro de adoptantes, que sobrellevan la angustia de no poder ser padres de manera biológica", valoró el juez.
