La Justicia Federal rechazó la investigación del ataque al jefe de la delegación de Santa Fe de la Policía Federal (PFA), el comisario Mariano Valdés, ocurrido el 9 de septiembre. La causa seguirá en manos de los fiscales provinciales y la Justicia santafesina
El juez Carlos Vera Barros expresó en su resolución que "entendiendo que de la información reunida hasta el momento, no surgen los extremos que permitan establecer la hipótesis delictiva en que el Fiscal Federal encuadra los hechos que también vienen siendo investigados por la Justicia provincial, esta magistratura entiende que la pretensión esbozada por el Ministerio Público deviene prematura, por lo que, teniendo en cuenta lo dispuesto en los artículo 116 de la Constitución Nacional, artículo 33 del Código Procesal Penal de la Nación y los lineamientos de la ley 48, resulta pertinente, rechazar la cuestión de competencia material planteada por el Fiscal por vía de inhibitoria".
El fiscal federal Guillermo Lega había planteado como hipótesis principales que se podía tratar de un hecho de robo, un intento de homicidio o de un atentado contra el personal policial. Sin embargo, por el momento, los investigadores del ataque a balazos sufrido por Valdés no pudieron establecer con certeza dónde ocurrió el hecho ni su mecánica, mucho menos la motivación.
Una serie de pericias solicitadas por la fiscal Eugenia Lasciarandare sobre el vehículo que conducía el comisario, su arma y la de su acompañante así como de las vainas encontradas en la autopista Buenos Aires-Rosario, abona la teoría de que pudo haber sido herido por su subalterna Roxana González, con quien viajaba.
Valdés fue herido en la ingle y en la mano derecha cuando conducía un Ford Focus acompañado de la suboficial de la PFA en dirección a Rosario. El jefe policial dijo en su declaración judicial que detuvo la marcha en la ruta para cambiar la yerba del mate cuando una camioneta gris paró delante del auto y al menos tres personas se bajaron y comenzaron a disparar.
También explicó que él y su acompañante repelieron el ataque con sus armas reglamentarias y una vez que los agresores escaparon, condujo el vehículo unos cinco minutos hasta una estación de servicio, donde fue asistido.