La salud de Benjamín Biñale se convirtió este miércoles definitivamente en el centro de atención del fútbol infantil rosarino. Cinco días después de que el nene de 8 años recibiera un balazo cuando estaba por jugar en la zona oeste, los clubes locales realizaron un abrazo simbólico para apoyar a su familia.
Chicos y grandes se movilizaron durante las últimas horas de la tarde para reunirse en la puerta del Hospital Víctor J. Vilela. Allí padres y allegados protagonizan desde el sábado una vigilia a la espera de que el niño pueda despertar y continuar con su recuperación después de varios días bajo coma farmacológico.
Técnicos, socios y jugadores del Club 7 de Septiembre se mezclaron entre sus pares de muchas otras instituciones de la Asociación Rosarina de Fútbol, la cual no descartaba suspender la actividad de sus torneos como parte del reclamo de mayor seguridad. Nacho, uno de los entrenadores de la entidad de la zona noroeste, destacó que el encuentro fue "muy emocionante".
Benjamín quedó en terapia intensiva desde que cayó con una herida en la cabeza antes de jugar en la cancha del Club Ateneo Pablo VI. Los médicos descubrieron una hora más tarde que había sido alcanzado por una bala perdida y lo operaron dos veces para descomprimir la zona.