Tres de cada diez inquilinos rosarinos no pudieron renovar su contrato de alquiler debido a las altas exigencias de inmobiliarias y propietarios. Altos precios que nada tienen que ver con las paritarias y exigencias desmedidas de garantías, los principales escollos. El incremento promedio de los valores fue del 37%.
Así lo revela un informe de la Concejalía Popular de Rosario, que analizó datos de 1.734 contratos de alquiler en la ciudad que vencieron en los primeros cinco meses de este 2019. De ese total, 558 se rescindieron o no se prorrogaron, y la principal razón esgrimida por los inquilinos fue el fuerte aumento en el precio del alquiler.
En segundo lugar se ubicaron las exigencias de renovación, con valores que llegaron a triplicar los que se venían pagando, a lo que se suman las garantías propietarias y de recibo de sueldo, muchas fuera del alcance del común de la población.
El incremento promedio del valor de los alquileres fue del 37%, sin embargo en el caso de los contratos que no se renovaron llegaban a pedir un 40,5% más. Un dato destacado es que los mayores cambios en la relación contractual se dieron en el centro (un 40%), mientras que en la zona suroeste se dieron en un 11%.
Otros elementos señalados por el informe: de los contratos no renovados, 207 redujeron su calidad de vivienda, 122 se trasladaron a barrios periféricos, 115 se mudaron con sus familiares y amigos, 68 se trasladaron a pensiones o casas alojamiento, 46 fueron desalojados y expulsados a la calle.