A dos años de la muerte de Fernando Báez Sosa, sus padres fueron por primera vez a Villa Gesell y estuvieron sobre el lugar donde golpearon fatalmente a su hijo. “Descansá, hijo mío”, le dijo su madre.
Silvino y Graciela fueron a las inmediaciones del boliche Le Brique, donde Fernando había salido a bailar. En el altar que le hicieron cerca del árbol donde lo remataron los rugbiers, pudieron desearle un descanso eterno a su hijo.
Las imágenes de los padres, de rodillas y con lágrimas en los ojos, demostraron una vez más el único pedido que tienen por delante: justicia.
“No hay un día que no llore a mi hijo”, contó Graciela luego de rezar en nombre de Fernando.
Ante la brutalidad de los hechos, el reclamo de los padres no es para menos. “Ellos no le dieron oportunidad a mi hijo de nada, ni para defenderse. Cometieron la peor masacre de la historia argentina. Quiero una condena justa, perpetua”, firmó su mamá.
Para las 19, la familia de Fernando convocó a un acto en memoria de su hijo y para seguir pidiendo justicia. El mismo será en el lugar donde lo mataron, sobre la avenida 3, a metros del boliche.