Un episodio de extrema violencia conmocionó a la localidad de Olivera, partido de Luján, el sábado por la noche. Jeremías Sosa, un hombre de 31 años oriundo de Jardín América, falleció luego de ser brutalmente golpeado y maniatado por un grupo de vecinos que lo acusaban de haber intentado robar en varias viviendas de la zona.
Según informaron medios locales, el caso fue inicialmente caratulado como “homicidio en riña” y por el hecho fueron detenidos dos hombres, aunque las autoridades investigan la posible participación de más personas en el ataque.
De acuerdo con el semanario El Civismo de Luján, el linchamiento ocurrió alrededor de las 22:30 en la calle Juan XXIII, entre Reconquista y Remedios de Escalada. Agentes del Comando Patrullas de Luján arribaron al lugar tras un llamado al 911 y encontraron a Sosa en el suelo, con claros signos de haber sido golpeado y atado.
Al constatar que no tenía signos vitales, solicitaron la asistencia de una ambulancia de los Bomberos, que llegó a la escena cerca de las 23. Sin embargo, los brigadistas no lograron reanimarlo y fue trasladado al Hospital Zonal General Nuestra Señora de Luján, donde se confirmó su fallecimiento.
La investigación
La Fiscalía 10 tomó intervención en el caso y ordenó la aprehensión de Alex Ezequiel Iñíguez, de 25 años, y Gustavo Javier Rocha, de 49, quienes fueron señalados por un testigo como responsables de maniatar y golpear a Sosa junto a otras personas aún no identificadas.
También se dispuso la realización de una autopsia y la recolección de testimonios para esclarecer el hecho. Sin embargo, la reconstrucción de lo ocurrido está rodeada de incertidumbre. Mientras algunos vecinos sostienen que Sosa intentó ingresar a robar en al menos tres viviendas, otros aseguran que fue atacado por error.
“Se decía que estaba robando, pero después escuchamos que ni siquiera era él”, relató un testigo, reflejando la confusión que se apoderó de la comunidad tras el violento episodio. Otros, en cambio, defendieron la agresión, argumentando que la inseguridad los obliga a tomar justicia por mano propia. “Si te entran a robar, ¿qué hacés? ¿Lo dejás ir como si nada?”, expresó otro vecino.
La familia niega las acusaciones y exigen justicia
Jeremías Sosa estaba casado y era padre de dos hijos. Trabajaba en la zona norte del conurbano bonaerense y había llegado a Olivera el sábado por la tarde para visitar a su madre y su hermana. Pocas horas después, entre 15 y 20 personas lo golpearon hasta matarlo.
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Según la versión policial, Sosa habría intentado robar en varias viviendas y fue reducido hasta la llegada de los efectivos. No obstante, familiares y testigos desmienten la acusación y sostienen que fue víctima de un asesinato injusto, motivado por el hecho de no ser del pueblo.
Un parte policial indica que Sosa “fue agredido, maniatado y retenido hasta el arribo del personal, tras lo cual los agresores se dispersaron sin aportar información”. Al revisar su estado, los efectivos constataron que no tenía signos vitales.
Su familia en Misiones niega que haya cometido algún delito. Aseguran que no estaba armado y que no tenía motivos para robar. “Era un laburante, no un delincuente. Fue a Buenos Aires para sacar adelante a su familia”, señalaron allegados.
Según testigos, Sosa había salido a comprar carne para hacer el relleno de empanadas por pedido de su esposa. También creen que pudo haber sido víctima de un intento de robo y que, al resistirse, fue atacado.
En Misiones, su familia solicita ayuda para trasladar el cuerpo a su provincia natal. A través de redes sociales, publicaron un alias para recibir colaboraciones y reunir los dos millones de pesos necesarios para el traslado.