El exárbitro de fútbol, Javier Castrilli, celebró la llegada de la tecnología y del VAR al juego. Pero afirmó que "se utiliza mal el VAR". Lo dijo en Misiones donde sueña vivir y fundar una fábrica de ropa deportiva con la marca "Javier Castrilli".
Por eso sostuvo que "el árbitro de la cancha tiene que acatar lo que le dicen desde el VAR". El del VAR, precisó, debe tener más jerarquía que el árbitro central.
"Los protocolos del uso del VAR están conceptualmente errados", afirmó. Castrilli agregó que "la tecnología nos tiene que devolver esa credibilidad perdida en la justicia del fútbol". Y dispara: "Estoy lejos de sentirme satisfecho por el nivel del arbitraje argentino".
Un Castrilli auténtico metió el bisturí hasa el hueso. "Con el concepto de que al árbitro central se le tiene que dar la última palabra, seguiremos poniendo el carro delante del caballo", opinó.
El juez que estuvo en Francia 98, el que expulsó a Diego Maradona en un Veléz-Boca con derrota xeneize en 1996, dijo que "el árbitro tiene que ir resignando ese poder de omnipotencia que siempre se le confirió".
Y por fin, sostuvo que "el árbitro del VAR debería tener un nivel jerárquico superior que el juez central, de manera tal que ese fallo de primera instancia, si está equivocado, se puede reparar el error con el árbitro del VAR".
Varias cosas lo trajeron a Misiones, la amistad con otro exárbitro Jorge Gerber y el proyecto de fabricar en Misiones su propia línea de ropa deportiva cuya marca será su propio nombre. Y mudarse a Posadas, por supuesto.
Esa ropa no tendrá el señlo del "Sheriff" como lo llamaron en el fútbol por sus arbitrajes enérgicos, sino Javier Castrilli, para que se distinga la calidad de su producto.
A 20 años de su retiro, se dedica a la actividad privada en el rubro de pinturerías. Integró el gabinete de la gobernadora María Eugenia Vidal, pero dejó el cargo por "falta de presupuesto" para lograr sus objetivos.
"No estoy para calentar una silla", dijo en diálogo con Misiones Online durante su visita a Posadas. Tampoco se resigna "a cobrar un sueldo. Si no invierten en deporte no se puede lograr nada, ni cambiar nada", dijo tajante.
Y su pasión lo devuelve al fútbol. Celebra la tecnología y la tevé en la "cocina del fútbol". Puso ejemplos. "El penal de Pinola, era penal y expulsión", (Copa Libertadores del año pasado, falta al misionero Martín Benítez de Independiente). Y recordó el partido Vélez-Boca ("hubo un gol que nunca se pudo comprobar si pasó o no"). Al final fue 5-1 para los de Liniers, pese -dijo- "a una producción soberbia de la era Maradona y Caniggia". "Muchos partidos que yo dirigí se hubieran modificado si estuviera el VAR", confesó en una charla fresca y a corazón abierto con los periodistas misioneros.
Fuente: Misiones Online por Darío Guimaraez y E.P.