En la madrugada de este jueves, Agustina Peñalva, periodista y locutora reconocida de C5N, se quebró al relatar en vivo una denuncia que conmovió a su audiencia.
Con la voz entrecortada y visiblemente emocionada, la conductora detalló el calvario que atraviesa desde hace dos meses, tras sufrir hostigamiento por parte de Walter Graziano, quien la acosa de manera constante tanto en redes sociales como en encuentros presenciales.
Peñalva, con más de seis años de trayectoria en el canal y más de 130 mil seguidores en Instagram, explicó que decidió dar a conocer su caso públicamente para visibilizar una problemática que muchas mujeres enfrentan en silencio.
“Hace dos meses que estoy atravesando una situación complicada. Mi situación actual es como si tuviera una tobillera, pero en realidad estoy atada a este dispositivo que funciona como botón antipánico. Desde principios de agosto, una persona llamada Walter Graziano me viene acosando, primero a través de las redes sociales, enviándome muchísimos mensajes, entre 20 y 30 diarios. Hasta que un día tuve una pequeña alerta cuando me dijo que estaba esperando el momento de encontrarme sola. Me persigue y me sigue. Y, para que tengan una idea de lo grave, vive a ocho cuadras de mi casa”, relató Peñalva al aire de C5N.

La periodista también explicó cómo su rutina se vio totalmente afectada desde que comenzó el acoso. “Habrán visto que mi interacción en redes sociales ha bajado casi un 90% porque cada vez que publico algo tengo la amenaza de que esta persona se puede acercar, aparecer, estar presente”, expresó con evidente angustia.
Durante el programa, incluso compartió las capturas de los mensajes que presentó ante la Justicia, donde se pueden ver las reiteradas comunicaciones del acosador.
Los mensajes que Walter Graziano le enviaba a Agustina Peñalva
Los mensajes del acosador revelan un patrón cada vez más perturbador y obsesivo hacia Agustina Peñalva. Uno de ellos decía: “Quizás pueda ser interesante de vez en cuando plantear algún tema de debate. Propongo el primero: ‘¿Cuán maltratadoras son aquí muchas mujeres cuando un hombre les muestra interés? ¿Por qué el proceso de conquista, que debiera ser grato y dulce, muchas veces es solo un sufrimiento doloroso que consume todo? ¿Hasta dónde se puede impedir que todo se arruine a causa de ello?’”.
Otro intercambio mostraba su insistencia por acercarse: “Me pregunto cómo hacer para pasar de la comunicación virtual vía IG a la comunicación real. Vos misma solés criticar el exceso de IG, y tenés mucha razón. Me gustaría regalarte mi novela que creo que quizás puede llegar a gustarte. Pero no tengo ningún lugar donde dejarte un regalo. Ni tu domicilio ni tu teléfono que jamás los pedí - ni ningún lugar donde dejarte un regalo…”.

En otros mensajes, la conducta del acosador se volvió más invasiva y controladora: “Sigo bloqueado en IG. El preocupado soy yo. No me siento nada confiado… Mi amigo Xalter876 está muy entusiasmado siguiéndola desde hace un par de minutos en IG. Es un fana suyo de corazón. Puede confiar en él como en mí mismo. Trátelo bien…”.
“Discúlpeme pero me voy a dormir un poco. Me va a costar, se lo confieso”.“Acá no hay plan B, hay plan A o no hay nada”.
En un intento de manipulación directa, también le indicó condiciones sobre cómo debía mostrarse en redes: “Si mostrás en una historia una prenda de vestir blanca con números de hora, ahí estaré, y podremos aclarar malentendidos. Si mostrás una prenda negra, no volveré a intentar jamás una conversación. Si no veo una historia con una prenda blanca o negra antes que termine el día sentiré una gran confusión y un gran desconcierto”.

La amenaza más explícita también quedó registrada: “Voy a esperar un rato para decirle algunas cosas que pienso. Estoy esperando tratando de calcular más o menos cuando se quede sola. Eso es lo que estoy esperando. Le hago una pregunta: ¿a cuántas personas cree usted que yo les dije que me interesaba conocerla, Agustina?”.
Según relató Peñalva en vivo, el hostigamiento escaló hasta el punto de que el acosador se presentó en el gimnasio donde ella entrenaba: “Estos mensajes son constantes, o sea, comentando absolutamente todo lo que nosotros hacemos y decimos en el programa, dando previo aviso, o sea: ‘intento endulzarte el día, fui al gimnasio y no me aceptaron los dulces’. Y es verdad”.

Y aclaró: “Yo estaba encerrada dentro del gimnasio porque la gente del gimnasio ya le sacó la credencial y me avisaron que estaba en la puerta, que por favor no me retirara. Automáticamente yo me vuelvo a acercar a la policía, hago una segunda denuncia, y en ese momento me dan el botón antipánico”.
Estos intercambios evidencian la gravedad y persistencia del acoso que sufrió la periodista, tanto en redes sociales como en su entorno personal.