En el Vaticano se conmemoró con un acto el 40 aniversario del Tratado de Paz y Amistad entre Argentina y Chile, iniciativa de Juan Pablo II que evitó una guerra por la disputa del Canal de Beagle. Pese a la ausencia del canciller Gerardo Werthein por una decisión de la Casa Rosada, el Papa Francisco, que este lunes presidió la ceremonia, agradeció la presencia de los representantes de ambos países.
El Papa destacó el valor del acuerdo que tuvo al cardenal y enviado del Vaticano, Antonio Samoré, como el negociador clave que pudo acercar las posiciones, entre las dos dictaduras militares que a fines de 1978 gobernaban Argentina y Chile. “Amerita ser propuesto en la situación actual del mundo, en el que tantos conflictos perduran y se agravan”, sostuvo Francisco sobre el acuerdo del que dijo, “es un modelo a imitar”.
El tratado evocado se firmó en la Sala Regia del Vaticano el 29 de noviembre de 1984, ya con Raúl Alfonsín en la presidencia, mientras que Augusto Pinochet continuaba gobernando Chile. “Se evitó el conflicto armado que estaba por enfrentar a dos pueblos hermanos y concluyó con una solución digna, razonable y ecuánime”, dijo Francisco. Valoró que “el uso de la fuerza o la amenaza no debe ser una opción en la resolución de controversias”.
El Papa aprovechó para citar los conflictos en Ucrania y Palestina, “donde la prepotencia del invasor prima sobre el diálogo”, una abierta crítica a los gobiernos de Rusia e Israel.
“No voy a ir. Nosotros tenemos un profundo respeto por el Papa, tenemos una muy buena relación con el Vaticano pero, desafortunadamente, a veces ocurren hechos dentro de las relaciones bilaterales que complican las cosas. En el G20 de Brasil han ocurrido cosas que aconsejaban que esta no era la mejor oportunidad para ir”, explicó el canciller, respecto de un incidente (del que no profundizó) entre los presidente Milei y Gabriel Boric, en la cumbre de hace una semana en Río de Janeiro. Ese desencuentro llevó al presidente Milei a ordenar que no viaje el canciller al acto en el Vaticano, cuando se descontaba su presencia.
Luis Pablo Beltramino, embajador ante la Santa Sede, representó al país. Argentina no envió a Werthein, pero tampoco al vicecanciller al frente de alguna comitiva.
“No se entiende que el país no haya enviado una delegación más jerarquizada. El canciller dijo que no viajó porque los presidentes están distanciados, siendo que el evento se trata justo de la celebración de un acuerdo de paz. Si están enemistados, con más razón tenés que ir”, confió a este medio un diplomático de carrera, desconcertado por los movimientos de la cancillería dispuestos desde la Casa Rosada.
“Agradezco de corazón la participación de las misiones diplomáticas en este acto conmemorativo”, dijo el Papa, que posiblemente en un párrafo haya aludido a las ausencias. Fue al recordar el acto del 25 aniversario del tratado (2009) “realzado por la presencia de las presidentas de Argentina, Cristina Kirchner, y de Chile, Michelle Bachelet”, reunidas por el papa Benedicto XVI, igual que hoy, también el Vaticano. Aquella vez, el Gobierno argentino envió una delegación que, además de la presidenta, incluyó además al canciller Taiana, a dos gobernadores, diputados y sindicalistas.
El canciller Werthein dijo que pese a la decisión de no asistir al acto en el Vaticano “la relación bilateral (con Chile) está intacta”.
La próxima semana, el presidente Milei viajará a Montevideo para participar de la Cumbre del Mercosur, después de su ausencia, en julio pasado, en la reunión celebrada por el bloque regional en Asunción. Se esperan las presencias de Lula da Silva (Brasil), Santiago Peña (Paraguay) y el saliente Lacalle Pou. En marzo asumirá la presidencia de Uruguay Yamandú Orsi, con lo que se suma a la región otro mandatario de centro-izquierda, alejado de las políticas libertarias de la Casa Rosada.
“Incomprensible”
Los excancilleres kirchneristas Rafael Bielsa y Jorge Taiana, los de la era del expresidente Alberto Fernández, Felipe Solá y Santiago Cafiero, y la designada por Mauricio Macri, Susana Malcorra, en un documento conjunto expresaron que resulta “incomprensible” que el presidente Javier Milei tenga “un gesto de semejante desprecio gratuito” a uno de los eventos “más trascendentes de nuestra diplomacia en el último medio siglo”.
“La decisión del Gobierno es un claro menosprecio hacia la diplomacia papal que ha cumplido un rol clave como arquitecta de la paz en nuestra región”, dijeron los firmantes.