A poco de que el Senado convierta en ley la eliminación del impuesto a las Ganancias, el Gobierno y el sindicalismo instalaron juntos en la agenda legislativa otro reclamo de larga data que atraviesa la campaña presidencial de Sergio Massa: la reducción de la jornada laboral, que en Argentina está entre las más altas de la región.
La Comisión de Legislación del Trabajo de la Cámara de Diputados, que preside la sindicalista judicial Vanesa Siley, comenzó a debatir este martes siete proyectos de ley del Frente de Todos, el Partido Socialista y el Frente de Izquierda para disminuir la carga horaria en nuestro país, que desde 1929 es de 8 horas diarias y 48 horas semanales.
A diferencia del debate de Ganancias, este no será un tratamiento exprés: la de este martes fue la primera de una serie de reuniones informativas que se realizarán en las próximas semanas, con la idea de escuchar distintas voces y finalmente unificar las diferentes iniciativas.
La ministra de Trabajo, Raquel “Kelly” Olmos, y las dos CTA expresaron su apoyo, mientras que la UIA (Unión Industrial Argentina) encarnó un fuerte rechazo. La CGT participará en la próxima reunión, así como las cámaras empresariales.
“Indudablemente es una de las normas donde Argentina ha quedado más rezagada”, resaltó Olmos, aunque pidió avanzar “de manera escalonada” ya que “no se puede hacer abruptamente, de un día para el otro”.
La funcionaria explicó que “si bien la OIT acepta la jornada de 48 horas semanales como máximo, con el tiempo también ha emitido otras normas, como la número 47 del año 1935, donde planteó como objetivo para combatir el desempleo la posibilidad de reducir la jornada a 40 horas semanales”.
Con solo cinco representantes presentes, Juntos por el Cambio celebró el debate, pero lanzó una serie de advertencias. Martín Tetaz (Evolución Radical) reconoció que la reducción de la jornada “es una realidad en todos los países del mundo, sin excepción”, pero consideró que se debe avanzar en incentivos impositivos para reorganizar el trabajo en lugar de disminuir la carga horaria.
“El mercado de trabajo argentino está caracterizado por la heterogeneidad. Hay un 40% de los trabajadores en la informalidad que no va a ser afectado por esta normativa”, apuntó y también afirmó que “el impacto sobre la productividad es variable” y que el cambio debe evaluarse sector a sector.
Mónica Frade, de la Coalición Cívica, también opinó que “es una discusión que hay que dar” pero alertó que “ningún proyecto plantea la progresividad” que pidió Olmos.
Los proyectos en discusión plantean diferentes alternativas. El secretario general de la CTA, Hugo Yasky, propone 8 horas diarias y 40 horas semanales. “Queremos que nuestra gente trabaje menos porque queremos que viva mejor, que esté menos alienados. Tan simple como eso”, resumió el diputado.
Otros proyectos, como los de los representantes de la Asociación Bancaria Sergio Palazzo y Claudia Ormachea, proponen 6 horas diarias y 36 semanales. Nicolás Del Caño (PTS-FIT), en tanto, promueve 6 horas diarias y 30 semanales y los socialistas Mónica Fein y Enrique Estévez, 8 horas diarias y 36 semanales.
La diputada Siley aclaró que la reducción se realizaría sin afectar los salarios y que se busca “mejorar calidad de vida” y “prevenir el ausentismo y la siniestralidad laboral”, además de otros efectos laterales como “mejorar las condiciones socioambientales” en los lugares de trabajo.
Ormachea, de La Bancaria, señaló que “esta ley no viene a prometer cantidad de puestos de trabajo, sino una mejor distribución de los puestos de trabajo, y en algunos sectores de la economía, creación de puestos”. Además, dijo que “los proyectos tienen diferencias, pero no son diferencias insalvables donde no pueda haber un consenso”.
Apoyo gremial
Claudio Marín, secretario gremial de la CTA de los Trabajadores, consideró que “es absolutamente necesario que el Congreso pueda llevar adelante una normativa general y que los sindicatos puedan discutir en cada ámbito y en cada paritaria la implementación”.
Para Marín, la disminución de la jornada “no tiene por qué tener un correlato automático con una caída de la productividad, porque no es menos productividad, sino menos carga, lo que provoca una mejora en la productividad”.
Ricardo Peidró, secretario adjunto de la CTA Autónoma, sostuvo que “la pelea es constitutiva de la lucha sindical, está en el ADN de nuestras organizaciones” y señaló que la de Argentina es “una de las jornadas más altas de la región”.
Rechazo de la UIA
En nombre de la UIA, Julio Cordero, del Departamento de Política Social, se opuso a la reforma de manera tajante. “Tenemos las negociaciones colectivas abiertas. ¿A qué viene el Estado a poner una norma que entra por la ventana? ¿Por qué no dejamos a la autonomía colectiva, que en Argentina es sólida?”, se preguntó.
Cordero recordó que “ya se consiguió que los organismos internacionales dijeran después de la Segunda Guerra Mundial que hay que ponerle un límite a la jornada y Argentina es pionera en las 48 horas semanales y 8 horas diarias. La pregunta es si realmente entendemos que hay que limitarlo de nuevo. Es como si uno dijera ‘yo peleé por esto y lo conseguí y una vez que lo conseguí sigo peleando’”.
Cómo es en otros países
En América Latina, Argentina está entre los cuatro países con la jornada más alta (48 horas semanales), junto con México, Perú y Bolivia. México está discutiendo actualmente bajar la carga horaria de 48 a 40 horas semanales.
En el otro extremo, Ecuador y Venezuela son los países con menor carga horaria: 40 horas semanales. En Chile, en abril de este año, el presidente Gabriel Boric promulgó una ley para reducir la jornada de forma gradual de 45 a 40 horas semanales, en un lapso de cinco años. En Colombia también se aprobó una reducción progresiva de 47 a 42 horas semanales para el año 2026. En Brasil, Cuba, Honduras, República Dominicana y El Salvador, la jornada es de 44 horas semanales, y en Uruguay va entre las 48 y las 44, según el rubro.
En Europa, España puso en marcha en abril una prueba piloto por una semana laboral de cuatro días. Cristina Faciaben, secretaria de Internacional y Cooperación de Comisiones Obreras de España, participó del debate de este martes de manera virtual y relató la experiencia en ese país. “Defendemos el derecho a la reducción del tiempo de trabajo. Tiene comprobados efectos positivos tanto para las empresas como para los trabajadores”, destacó.
La jornada más alta rige en Países Bajos (45 horas semanales), mientras que Italia, Polonia, Portugal, Noruega y Finlandia tienen vigentes las 40 horas. En Dinamarca la jornada es de 37 horas; y en Alemania, de entre 35 y 40.