Lo que comenzó como una historia sobre mensajes anónimos que parecían simples bromas terminó revelando un caso de acoso digital con un giro familiar impensado. Esta historia hoy es una de las más vistas en la plataforma de Netflix, pero no se trata solo de un cuento: el caso es real, sucedió y la persona detrás del acoso fue privada de su libertad por sus hechos.
El caso real detrás de Número Desconocido
En octubre de 2020, Lauryn Licari, una adolescente de 13 años, y su novio Owen McKenny empezaron a recibir mensajes de números desconocidos que pronto se convirtieron en amenazas, burlas crueles y manipulación emocional.
Los remitentes utilizaban aplicaciones que generaban contactos falsos, lo que hacía casi imposible bloquearlos o rastrearlos. Mientras Lauryn era objeto de insultos sobre su apariencia y su relación con Owen, él también fue atacado con insinuaciones sexuales. Ni la escuela ni la policía local lograban encontrar a la persona detrás de la campaña de hostigamiento.
El caso dio un vuelco cuando el FBI intervino y, mediante rastreo de dirección IP y registros digitales, descubrió que la responsable era Kendra Licari, la madre de Lauryn.
Mientras fingía apoyar a su hija, Kendra enviaba los mensajes desde su propia casa, ocultando su identidad tras herramientas de enmascaramiento digital.
En diciembre de 2022 fue arrestada y acusada de acecho a menor, se declaró culpable en abril de 2023 y fue sentenciada a entre 19 meses y cinco años de prisión.

Kendra recuperó la libertad el 8 de agosto de 2024, bajo libertad condicional hasta febrero de 2026, y tiene prohibido cualquier contacto con Lauryn. El padre de la adolescente obtuvo la custodia total tras el divorcio, mientras la relación madre e hija permanece fracturada. En el documental, Kendra expresa remordimiento y su deseo de reconstruir el vínculo, aunque Lauryn ha dicho que lo hará “cuando llegue el momento adecuado”.
El documental de Netflix, Número desconocido, no solo relata la pesadilla de un bullying digital implacable, sino también el impacto devastador de descubrir que el agresor estaba dentro del propio hogar.