El 27 de octubre de 1944, siendo vicepresidente de la Nación, ministro de Guerra y secretario de Trabajo y Previsión, el coronel Juan Domingo Perón, después de estar fugazmente en Carmen de Areco y Arrecifes, llegó a Pergamino acompañado entre otros por el general Avalos, el coronel Imbert, el teniente coronel Domingo Mercante, el mayor Fernando Estrada, el mayor Solana Pacheco y el representante de los trabajadores José Tesorieri.
Desde muy temprano a pesar del viento frío y de una persistente y molesta llovizna, la ciudad se vio convulsionada por grupos de trabajadores que aparecían por los cuatro costados de la ciudad portando banderas, gallardetes y carteles con leyendas alusivas a la acción desarrollada desde el gobierno.
Llegada de Perón a Pergamino El entonces coronel Juan Domingo Perón llegó al mediodía de ese 27 de octubre de 1944. Lo hizo mucho antes de lo establecido, un tiempo que le permitió descansar con sus acompañantes en el Restaurante de Roncati. Después de un refrigerio se dirigió por medio de un automóvil Packard hacia la Plaza 9 de Julio, donde lo esperaban miles y miles de personas. Nunca se había visto algo parecido, algo tan emocionante por la magnitud que tenía esa masa de hombres y mujeres que deseaban ver a ese hombre que les había hecho renacer la esperanza.
Un cronista del diario La Opinión aseguró que eran unas treinta mil voluntades que vitoreaban el nombre de Perón. Posiblemente no eran tantos, pero se podría asegurar sin miedo a barruntar demasiado de que nunca en el largo historial que tiene Pergamino, un político motivó un clima de tanta esperanza, que bien vale la pregunta a setenta años de ese suceso ¿por qué levantó tantas expectativas ese Coronel del Pueblo como se lo comenzó a llamar?
Tres curiosidades La llegada de Perón a Pergamino produjo tres curiosidades. La primera de ella es la presencia masiva de la mujer embanderándose con una causa política. Mujeres modestas en su inmensa mayoría que se había congregado en los puntos donde se realizaban los actos centrales. Lo hacían portando banderas, carteles y se expresaban a viva voz con cánticos alusivos al Coronel del Pueblo. Esta aparición de la mujer es una nota novedosa en ese frío domingo de 1944. La segunda es la presencia de los trabajadores de los más diversos gremios, hasta de aquellos dirigidos por socialista y anarquistas. La unión de esas dos particulares, el de la mujer y el de los trabajadores en su totalidad sintetizaba en otra curiosidad: el pueblo prácticamente en su totalidad estaba en la calle Discursos de Perón Perón realizó dos discursos importantes y dirigió la palabra en otros actos (Unión Ferroviaria, La Fraternidad, Casa del Canillita, Club Social, Biblioteca Joaquín Menéndez). El primero de los discursos importantes lo hizo en la Plaza de la Merced y el segundo en el almuerzo organizado en la Escuela N° 1 donde acudieron más de 1.500 comensales. En estos discursos se encuentran, sin duda, todo el bagaje de la doctrina peronista.
Comenzó cada uno de ellos analizando el cuadro que presentaba la realidad, y sin cargar las tintas, expuso los detalles que marcan una larga serie de injusticias contra las que se habían estrellado los intentos de encontrar mejoras para el hombre de trabajo. Fueron las palabras de este Coronel del Pueblo absolutamente creíbles entre otras cosas porque Perón venía de tomar medidas que resolvían problemas y situaciones difíciles de los trabajadores argentinos. De esta manera les dijo a los pergaminenses: "Hay tres formas de resolver el problema social: primero engañando a las masas, como lo ha hecho la mayoría de los malos políticos, pero eso no resuelve el problema, sino que lo pospone y lo agrava cada día más.
Otro medio de encarar la agitación de las masas incomprendidas y sin justicia social es poniendo la fuerza por delante que tampoco lo resuelve; y una sola es la forma de resolver: dando la justicia social que las masas necesitan para subsistir dignamente, como debe ser en un país donde la Providencia ha dado dones a manos llena y donde cada uno de los argentinos deberíamos dar gracias a Dios por haber recibido una tierra hermosa y proficua como la nuestra".
Aspiro a la unidad argentina En ese mismo discurso incorporó hábilmente al pueblo trabajador con palabras cálidas, afectuosas y de una notable sencillez, diciéndole: "Debemos volver a la normalidad, pero no a la supuesta, a la ficción que sólo se guarda y conserva una apariencia, sino a la exacta y cierta, la que nos de un gobierno capaz de atender los intereses y necesidades de todos ¿Cómo puede lograrse? Haciendo que todos tengan injerencia cierta en la elección de ese gobierno y no solo grupos o camarillas que legislan para sí, contra los demás".
Luego con precisión dijo que era lo que él quería: "Yo aspiro a la unidad argentina, a la unidad de la clases trabajadora y al mejoramiento social...esto es posible lograrlo con un sistema estable de dignidad y justicia social.
Se debe terminar con obreros divididos en socialistas, comunistas, radicales o conservadores. No queremos esa división realizada preconcebidamente para explotar a una masa a base de promesas nunca cumplidas".
Y agregó: "Porque yo pienso así, algunos me han dicho que soy nazi o comunista. Yo soy sólo un argentino y anhelo leal y sinceramente el bien de la clase trabajadora. Por eso aconsejo que se unan todos los de un mismo gremio, que lo formen fuerte y unidos para enfrentar a otras sociedades con quienes deberán combatir en procura de sus aspiraciones".
Homenajes y presentes Entre las grandes decisiones que debió tomar la comisión de Homenajes del coronel Perón se encontraba en primer lugar ¡qué regalo se le haría? Después de largos cabildeos se decidió por una espada que fue confeccionada por diferentes metales entre los que se encontraban diamantes y oro en su empuñadura. La misma fue bendecida por el cura párroco Ildefonso Amondarain y luego exhibida a lo largo del día sábado en una de las vidrieras de la tienda Casa Bo, siendo increíble la concurrencia de personas que se turnaban para admirar el preciado objeto.
La espada le fue entregada en el almuerzo que se organizó en la Escuela N°1. Tuvieron un papel destacado las hijas del intendente Diego García: Araceli y Yolanda. Un Perón agradecido, expresó: "Esta espada es la espada de la justicia social y si en alguna oportunidad tiene que ser desenvainada será para defender a la Patria".
Al atardecer Perón con su comitiva partió hacia Buenos Aires. Lo hizo desde la Av. De Mayo hasta el Cruce de los Caminos acompañado de miles y miles de hombres, mujeres y niños esperanzados que lo despedían con cánticos y consignas.