La tradición se hizo presente una vez más con la celebración de la competencia anual del asador en Oberá, el cual se realizó ayer en el Salto Berrondo de la localidad. En esta ocasión, el protagonista indiscutible fue Carlos Duarte, cuyo dominio en la parrilla lo llevó a la gloria culinaria.
“Un desafío para empezar, porque siempre estamos haciendo una carne u otra, la idea era tratar de cumplir el objetivo de asar tres tipos de carne, durante dos horas, que es poco, pero se cumplió”, compartió Duarte con la prensa tras su victoria.
Con una trayectoria en la parrilla que comenzó entre familiares y amigos, Duarte decidió dar el salto a la competencia, llevando su pasión por el asado a otro nivel. “Arranqué haciendo el asado para la familia, luego para los amigos y ahora tengo mi emprendimiento para turistas, haciendo asado de corderos y chivitos, pero es diferente hacerlo en tan poco tiempo”, expresó el ganador.
La recompensa por su destreza no solo se limitó al reconocimiento, sino que Duarte se llevó a casa la suma de 100 mil pesos como premio, además de una parrilla móvil que seguramente le será de gran utilidad en su emprendimiento.
Al enfrentarse a las adversidades de la competencia, como la humedad en la parrilla, Duarte demostró su habilidad para adaptarse y resolver problemas sobre la marcha. Además, destacó la importancia de la preparación previa, incluyendo las guarniciones que acompañaron a sus exquisitas carnes.
Para la carne roja, Duarte optó por presentarla con mandioca previamente hervida, realizando una cocción final con manteca y provenzal, acompañada de un zapallo con tres tipos de queso.
El secreto del asador, según reveló Duarte, radica en la simplicidad: “La carne de vaca, solo use sal parrillera, además cilantro que le dio un dorado final y al final limón, solo eso”.
Con su ingenio en la parrilla y su habilidad para combinar sabores, Carlos Duarte se consagra como un verdadero maestro del asado, dejando un legado culinario que perdurará en la memoria de todos los presentes en la competencia del Berrondo.
Fuente: El Territorio