En el 2012 Diego Sosa, un vecino de San Javier, comenzó a vivir una verdadera pesadilla. Lo acusaron de haber lanzado gas pimienta en un boliche bailable mientras trabajaba, estando alcoholizado. La justicia demostró su inocencia, pero lamentablemente tardó 7 años para hacerlo.
La causa comenzó a desplegarse con un parte policial que describia que varios jovenes habian sido alcanzados por una sustancia toxica y que se implicaron en una pelea fisica con el uniformado. Ademas, se argumentó que el mismo se encontraba alcoholizado.
Muchos de los detalles no coincidian en la descripcion y desde un primer momento el marinero expresó su inocencia, alegando que habia personas que le armaron la causa con el fin de perjudicarlo.
El hombre fue detenido y por la falta de pruebas se lo liberó, siendo a partir de alli el protagonista de una lenta investigación. Pero ello fue mas alla, los medios de comunicación lo escracharon, mientras que fue denigrado por sus colegas y conocidos.
Una prueba fehaciente de su inocencia fue que ese primer informe policial describia al sujeto usando el uniforme a las 3:30 horas, momento en el que se le practicó una prueba que arrojo la presencia de alcohol en su sangre. Datos constatados luego como falsos, ya que al acusado se le practicó un test de alcoholemia a las 4 horas y el mismo dio negativo. Segun manifiesta el medio Alem News.
Es asi que 7 años despues la justicia pudo corroborar la inocencia de Diego, pero el escrache social del que fue victima -producido por los prejuicios- es ineludible.