El domingo 18 de diciembre, día de la final del Mundial de Qatar 2022, un grupo de artistas y colaboradores del grupo Inminente salieron en tres camionetas para trasladar una escultura, que pesa alrededor de 400 kilos, desde Neuquén capital hasta Moquehue.
Claramente el día de la final del Mundial no era como cualquier otro porque jugaba la Selección Argentina. Los artistas y colaboradores salieron a Moquehue en tres camionetas y un auto, pero la mitad hizo una parada en Zapala para mirar el partido, mientras que los otros continuaron el viaje y festejaron el triunfo en la ruta.
Mucho más tranquilos después del partido de Argentina, el lunes retomaron la travesía todos juntos para descargar a la leona con alas representada en una gárgola y zambullirla en el lago Moquehue, que se encuentra cerca del centro de buceo de Sebastián Peri, el hombre que se encargó el trabajo para potenciar el turismo de la zona.
Cuando llegaron a destino, los trabajadores pudieron bajar la gigante obra que mide aproximadamente 1,80 de alto con instrumentos de ingeniería para enganchar a la escultura. Además, habían preparado un dispositivo con ruedas para empujar a la leona hasta las aguas del Moquehue.
El problema se presentó cuando el terreno barroso cedió y una de las ruedas quedó atascada. “Ahí tuvimos nuestra primera prueba de fuego”, aseguraron los artistas. Para cumplir con el objetivo contaron con una lancha para hacer tracción. Así, lograron empujar a la escultura hasta el lago, luego vino otro paso que quizás pudo haber costado la vida de alguno si no se hubiesen tomado las medidas necesarias.
Para dolor de cabeza de los artistas la escultura se dio vuelta y el desafío fue pararla de nuevo. Entonces, tuvieron que trabajar con la balsa confeccionada manualmente con los tanques de combustible reciclados que aguantaron el peso de la leona y, también, la de los instrumentos y el grupo de personas que maniobraba.
La palabra de Sebastián Peri: “Implementamos un laburo con sogas muy intenso”
Según LMNeuquén, Peri contó que implementaron un laburo con sogas, muy intenso de tres a cuatro horas hasta que pudieron darla vuelta. “Los chicos fueron impecables. Armaron una balsa con un aparejo en el medio que permitió acomodarla. Súper profesionales”, relató Peri.
El buceo libre no precisa de botellas de oxígeno, ya que es un deporte de extremo que lo hacen mediante la suspensión voluntaria de la respiración dentro del agua. En este contexto, se pueden recorrer largas distancias o descender hasta grandes profundidades. En el caso de estos trabajadores, lo practican con mucho dinamismo, entran y salen varias veces del agua y sólo se valen de máscaras y aletas.
Los colaboradores y artistas admitieron que tienen un vínculo “muy fuerte” con Neuquén y el agua, algunos creen que por su proximidad con el río Limay. Por eso, nace la pasión de encontrar atractivos y sumergirse en el agua.
A este grupo le gusta combinar arte, deporte extremo, naturaleza y todos aportan algo de lo que saben: arquitectura, diseño, ingeniería, expresión artística, fotografía y video, entre otras cosas. Lo importante es coordinar sus esfuerzos para sumar y potenciar sus habilidades en equipo.