La vida a veces nos tira malas jugadas, que cambian por completo el rumbo de nuestras vidas. Quedamos sorprendidos o desconcertados, teniendo que volver a armar nuestros planes. Fue lo que le pasó a un tunuyanino, cuando sufrió un accidente que lo dejó en sillas de ruedas.
Pero Juan Aguirre no se dejó vencer, sino que decidió seguir adelante y terminar con su carrera pendiente de abogacía. Incluso continúo con su estudio, y ahora tiene numerosas diplomaturas y especializaciones.
Juan es tunuyanino y vive en el departamento junto a su esposa y 5 hijos. Su vida está marcada por durezas, pero esos momentos ayudaron a forjar la fortaleza que hoy se demuestra en sus logros.
Su infancia y su accidente
Como muchos argentinos, Juan es hijo de inmigrantes. Sus padres llegaron al país en los 60´, los dos muy jovencitos y sin mucho dinero. Se conocieron en la provincia y formaron su familia, comprendida por Juan y sus tres hermanos.
“Mi familia trabajó cultivando la tierra, un trabajo muy sacrificado. Mi padre y madre siempre nos impulsaron a ir a la escuela, porque querían que estudiáramos a diferencia de ellos que no tuvieron la posibilidad de hacerlo”, contó Juan a Vía Mendoza.
Cuando creció, Juan tomó los consejos de sus padres y decidió dejar el campo para trabajar en diferentes ámbitos, como comerciante y chofer de colectivos.
Pero fue mientras que se desempeñaba como empleado en el Ministerio de Seguridad de la Provincia que sufrió el accidente que cambió su vida por completo. Fue el 17 de abril del 2003, donde uno de sus compañeros falleció y otro quedó herido levemente.
“Estuve muchos días inconsciente en una sala de terapia intensiva, con muchas lesiones, pero la más grave de todas fue que sufrí una trauma medular que me causó la imposibilidad de poder caminar”, detalló.
Luego pasó dos años marcados por rehabilitación y por una depresión a causa de perder su movilidad tan sorpresiva y definitivamente.
“Sentí morir cuando me informaron que nunca más iba a volver a caminar. Lloré, sufrí, grité sin consuelo. Transitar la etapa de duelo fue muy difícil, primero la negación, luego la ira, la depresión y finalmente la aceptación. Y aquí estoy”, expresó.
Su familia fue la clave para que el sintiera esas ganas de seguir adelante. Relató que sintió su autoestima derrumbarse cuando tuvo que salir a la calle con su silla de ruedas por primera vez, y ahí estaba su esposa e hijos para ayudarlo.
Conoció un hombre con discapacidad, Mario, que lo impulsó a disfrutar su vida nuevamente. Hasta se animó a comprar un auto adaptado, gracias a los consejos de su amigo.
Retomar la abogacía
Luego de perder su movilidad se dio cuenta que no quería seguir perdiendo en su vida. Decidió retomar su carrera de abogacía, para saldar una cuenta pendiente que tenía consigo mismo.
“Fue el deseo de lograr lo que un día soñé, de creer que nada es imposible, de pensar que aún estoy vivo, de convencerme que aquello que creaba en mi mente y que sentía en el corazón, era más fuerte que mis limitaciones”, expresó.
En el 2015 se recibió de Procurador y en el 2018, en la provincia de Córdoba, rindió su tesis para recibirse de abogado. “Temblaba como una hoja de los nervios, pero lo logré”, contó.
Luego de recibirse, la gran incógnita era cómo iban a seguir sus planes. “Fue muy complicado el inicio. No tuve un profesional mentor. Tuve que arrancar solito a “caminar” rodando por los pasillos de tribunales, sin temor a preguntar y equivocarme”, detalló el tunuyanino.
Tomó la determinación de seguir capacitándose. Se profundizó en derechos humanos y perspectiva de género a través de cursos y diplomaturas. Paralelamente decidió seguir la carrera de Productor Asesor de Seguros, terminando todo en tiempo y forma, con las mejores notas.
“Ahora he montado mi pequeño y modesto estudio jurídico, desarrollo mi actividad en el fuero penal y en forma paralela me desempeño como Productor Asesor de Seguros”, detalló.
Agregó que su hijo es el secretario y que sin su ayuda, no podría ejercer su profesión: “por diferentes razones y por la poca o inexistente accesibilidad en los edificios públicos”.
Pero nada de lo que le sucedió, ni ninguno de sus nuevos obstáculos lo detienen a Juan. Detalló que el poema de Mario Benedetti, “No te Rindas”, fue uno que lo inspiró a tomar esta mentalidad.
“Mi consejo es que se animen a cambiar, quizás algo estemos haciendo mal. La vida no se detiene por mí ni por nadie. La vida sigue su curso, esa decisión está en cada uno de nosotros y de no rendirse”, concluyó.
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