En el Día Internacional del Deporte, Vía Mendoza quiso homenajear a un atleta de 78 años, apasionado del triatlón y que espera competir en un Campeonato Mundial de esta disciplina. Se trata de Mario Roberto Delpodio, del club Mendoza de Regatas, que estuvo ligado a esta actividad desde que se hizo conocer en Mendoza, allá por el 84.
Así es. Está en los planes de Mario llegar a los 80 en un aceptable rendimiento deportivo para poder participar en la competencia ecuménica que reúne a los mejores del mundo, la cual comprende tres disciplinas combinadas (natación, ciclismo de ruta y carrera pedestre) que ponen a prueba la resistencia física y mental de los atletas.
Mario no es un improvisado. Si bien comenzó casi pisando los 40 pirulos, con sus cinco pequeños hijos a cuesta y el apoyo de su esposa, su pasión lo llevó a perseverar y sentir el triatlón como parte esencial.
Siempre fue un gran deportista, desde que descubrió el tenis para luego continuar con el triatlón, sosteniendo un concepto bien fundamentado: “El deporte es una escuela de vida”.
Sus hijos, de niños comenzaron con el triatlón y él, en su Renault 12, los llevó a cuanto encuentro pudiera. “El más chico (Adriano) corría en bici con rueditas. Ahora de adultos, siguen vinculados al deporte, pero no con la frecuencia de su papá, ya que sus profesiones los obligó a postergar al triatlón como competencia”, comentó nuestro protagonista, aclarando luego que Roberto, quien es profesor y entrenador de triatlón y natación de Regatas, y Adriano, quien aún compite en torneos argentinos.
“De chicos los llevé a todos lados, ahora les toca a ellos acompañarme. Por mi edad necesito que alguien lo haga porque con algunas cosas se me complica, por ejemplo, en el armado de la bicicleta o en la asistencia durante las carreras”, contó Mario.
De sus hijos, Roberto -por su profesión- es quien normalmente lo acompaña en sus carreras, además quien le fija las pautas de entrenamiento. En natación y ciclismo entrena con la rama de triatlón del club del Lago y en pedestrismo con los ‘Vikingos’, un grupo de amigos que lo apoyan constantemente.
Cuál es el objetivo de Delpodio
En su mente hay una idea fija y es competir en el próximo Mundial de Triatlón 2025. Para entonces lo deberá hacer en la categoría +80, lo cual es un enorme desafío para Delpodio.
“Iba viajar al Mundial en Edmonton, Canadá a realizarse en 2020, pero por la pandemia quedó suspendido. Pensé, luego, en función de los años de vida, apuntar al Mundial de 2025. Me parecía lejano, pero se me está acercado bastante. Así que refloté la idea y ya comencé a prepararme para eso”, sostuvo el deportista, quien afirmó que aún no se define la sede.
“Lo importante es tener continuidad, que es lo que aspiro. Tener constancia, disciplina y orden en función del entrenamiento, y que me acompañen las condiciones físicas, sin dificultades. Estoy entrenando 6 días por cada 7 que tiene la semana y hasta ahora, vamos muy bien”, confió.
“El 22 de abril, se cierra en Argentina el calendario anual de triatlón con el Campeonato Argentino en Almafuerte, Córdoba y viajo con la delegación”, afirmó el longevo atleta mendocino.
Su primera experiencia
Como ya mencionamos, Mario no es un improvisado. Tiene experiencia en certámenes de pruebas combinadas extremas.
Fue en un Ironman Full Florianópolis. “Allí iba bien hasta los 21 kilómetros de maratón, me ampollé, ‘se me acabó la nafta’ tras 15 horas de competencia. Tenía 67 años, fue en el 2012. Cubrí todas las instancias (son 3800 metros aguas abiertas, 180 en bici y maratón 42 km). Al otro día me dolía todo. Me quedé en el alojamiento y mi hijo Roberto salió hacia la entrega de premios para ver a los ganadores. Y minutos después apareció corriendo para decirme que me vistiera rápido para poder recibir el premio, ya que había hecho podio (tercero en la categoría 65 a 69 años). No podía ni caminar”, contó.
Después, en el 2016, compitió en el Campeonato Mundial de Triatlón ITU realizado Cozumel, México. Lo hizo con 72 años y, según afirma, la meta era “no pasar vergüenza. Y con 72 años no anduve tan lejos. Participé el dia jueves en la distancia Sprint (750 mts de natación, 20 kms de natación y 5 kms de pedestrismo) y ocupé el 10° puesto entre 23 competidores. El día domingo lo hice en distancia Standart u olímpica que es el doble de la anterior y también fui top ten ocupando el 9° lugar en 28 participantes. Pretendo mantener el nivel con el cambio de categoría (80 a 84 años) y si llego a los 80 pienso concretar el Mundial de 2025, si Dios quiere”.
“Siempre digo que el triatlón me va a dejar a mí y no yo al triatlón. Voy a seguir corriendo hasta que pueda. Intento sobrevivir en el tiempo. Me propongo objetivos y el hecho de cumplirlos me hacen seguir y a apuntar a más”, agregó.
Cómo se cuida para mantener el rendimiento
Si el deporte se adopta como parte de la vida diaria, también el cuidado en alimentación y salud. Ya es una conducta en Mario.
“No bebo, no fumo y no como carnes rojas. Costumbre que me favorece mantenerme en el peso adecuado y seguir rindiendo en la actividad deportiva. Además, uno termina ordenando su rutina en una serie de aspecto, como horarios de entrenamientos, el descanso y la alimentación”, confió el atleta.
Y luego comentó una anécdota: “El problema en las juntadas es que no como asado. Me llevan la pechuguita, las verduras y la gaseosa. Los ‘Vikingos’ me cargan, pero aceptan cómo soy”.
- ¿En tus experiencias anteriores, tuviste alguna situación traumática en relación al rendimiento físico?
-Nunca abandoné una prueba. Pero una resultó traumática. Sucedió en el Triatlón de La Paz de Entre Rios 2008, una de las más importantes y tradicionales en el país. En general sus condiciones climáticas de humedad y altas temperaturas son una constante. Allí hay que tomar todos los recaudos posibles para evitar la deshidratación. Corrimos la distancia olímpica: nadamos 2.100 metros para compensar la corriente del Río Paraná. Y cuando estaba transitando los últimos 7 kms de ciclismo de los 40 por recorrer, entrando al arco de la Ciudad, me desmayé. Cuando me desperté estaba en el hospital Municipal de la ciudad.
- ¡Qué susto! ¿Qué pasó luego?
-Me habían acompañado cuatro de mis hijos a la carrera. Roberto se había quedado en el hotel, porque él competía al otro día en categoría elite. Adriano participaba en la competencia. Claudio y Flavio eran los que nos hacían el aguante y llevaban la heladerita para hidratarnos. Previo a la largada no lo ubicamos. No me hidraté de la mejor manera, sin dudas. Y cuando desperté ya en el hospital, me enteré que se habían ido a la plaza a tomar un helado. Les llamó Roberto desde el hotel para avisarles que yo estaba en el hospital y que él se había enterado por la transmisión por TV de la carrera. El saldo fue una fractura de clavícula.
- ¿Qué les dijiste?
-Nada, imaginarás que los recibí muy bien a los dos que se habían ido a tomar helado (risas). Después, del hospital me trasladaron a la Clínica de Mayo, donde me asistió un traumatólogo y posteriormente volví a Mendoza, inmovilizado.
Los límites del físico
Mario Roberto Delpodio, profesor de Historia, docente por vocación entiende la práctica del Triatlón como una forma de sentir: “El esfuerzo físico y mental que involucra su práctica es un desafío que te moviliza y se transforma, en el referente de que todavía se puede. Es la medida que te denuncia que la autoestima es buena. Por otro lado, es el hito que te marca el proceso involutivo del envejecimiento humano. Todo te cuesta más, la recuperación después del esfuerzo es más lenta”, reflexiona.
Y agrega: “Los planos inclinados parecen distintos. Los tiempos de competencia se alargan, la meta parece estar más distante. El espíritu sigue vigente pero el cuerpo nos recuerda nuestras limitaciones. El comentario final no pretende ser una queja, pero quizás si una toma de conciencia. No somos los veteranos una especie en extinción. Queremos seguir participando y si es posible compitiendo. Somos pocos, pero estamos. Tardamos más, pero llegamos”.
En qué consiste el Triatlón y cómo llega a Mendoza
El triatlón surgió como un deporte de resistencia. Es una prueba combinada que nació en la década de los 70. Este deporte llegó de los Estados Unidos, tuvo su bautismo fundacional en el “Mission Bay Triathlon”, San Diego, California (1974), pero su difusión y consolidación se produjo con el “Ironman de Hawai” (1978).
Esta competencia reúne tres disciplinas que se desarrollan en forma continuada: la natación, el ciclismo y la carrera pedestre. El principal protagonista es el esfuerzo físico y mental que a veces orilla la capacidad humana. A principios de los ochenta se expandió su práctica por Europa, Oceanía, Asia y en 1984 llegó a nuestro país.
En los Juegos Olímpicos de Sydney de 2000 se incorporó al triatlón como deporte olímpico y fue una de las competencias que más concurrencias de público atrajo por las características del deporte en sí y el tipo de circuito que permite la presencia de muchos espectadores. La distancia olímpica o estándar implica 1500 metros de natación en aguas abiertas, 40 kilómetros de ciclismo y 10 kilómetros de carrera pedestre.
En nuestro país y especialmente en Mendoza también es un deporte convocante. A la provincia arribó en 1984 cuando un grupo del centro de Estudiantes de la Facultad de Ingeniería de al UNCuyo organizó el primer certamen y tercero en el país, anunciándolo mediante precarios volantes que decía “¡Délen (sic) Atletas! 1 km de natación, 60 kms de bicicleta, 10 kms de trote y una semana en el Hospital”.
Por qué se celebra hoy el Día Internacional del Deporte
Debido a su gran alcance, popularidad sin parangón y los valores positivos sobre los que se funda, el deporte ocupa un lugar privilegiado para contribuir a los objetivos de desarrollo y paz de las Naciones Unidas.
El 23 de agosto de 2013, las Naciones Unidas proclamaron el 6 de abril como el Día Internacional del Deporte para el Desarrollo y la Paz para concienciar acerca del papel que el deporte puede desempeñar en la promoción de los derechos humanos y el desarrollo económico y social.
Este día se celebra para reconocer el papel positivo del deporte y la actividad física en las comunidades y en la vida de las personas de todo el mundo, vinculándolo con la salud, la sostenibilidad y la educación. El deporte tiene, en definitiva, el poder de cambiar el mundo.
Es un derecho fundamental y una poderosa herramienta para fortalecer los lazos sociales y promover el desarrollo sostenible y la paz, así como la solidaridad y el respeto para todas las personas.
Lo utilizan como herramienta para unir a individuos y grupos mediante el apoyo a los esfuerzos de deporte para el desarrollo, la participación en eventos tanto a nivel mundial como nivel de base, y el desarrollo de sus propias campañas e iniciativas relacionadas con el deporte.