La actual directora de Pole Art es Fernanda Riveira, una mendocina de 41 años que antes de ser instructora de pole trabajaba en administración. Por situaciones de la vida, el estudio en donde ella entrenaba fue pasado a su mando y en la actualidad entrena a muchos mendocinos en esta disciplina.
Fernanda cuenta a Vía Mendoza que empezó en el camino del pole dance en el 2017 y agrega: “Siempre me gustó ver el clásico baile del caño, pero estaba buscando alguna actividad que realmente me llamara la atención y algo que me sacara de mi zona de confort. Entonces logré con dar con una escuelita de pole acá en Mendoza y tomé mis primeros pasos ahí hace 5 años”.
Al terminar esa primera clase que ella clasifica como “un desastre”, se propuso entrenar tres veces por semana para poder lograr mejores resultados. “Entrenaba con un grupo de chicas que hacía bastante entrenaban y eso me ayudo bastante a crecer, porque en el afán de aprender más cosas, al entrenar a la par me hizo avanzar rápido”, relata.
En un periodo de este arduo entrenamiento, la instructora con certificación internacional tuvo que dejar medio año ya que se quedó sin empleo y no tenía como costearlo. Con el tiempo pudo volver de a poco y lo realizó en la escuela de su amiga Julieta, quien le heredó la escuela tras irse del país.
El inicio como instructora de pole dance
Ella comenzó como profe cubriendo unos horarios en la escuela donde asistía. Desde ese entonces tuvo mayor espacio para dar clases y siguió varios años hasta que en agosto de 2021, la antigua dueña de la escuela le dijo que se iba del país y quería que Fernanda se quedara con el instituto.
Fer trabajaba en administración y tenía su ingreso, pero con el tiempo tomo la decisión de comprar el espacio y ser la nueva directora del ahora llamado Pole Art. “Empezamos de a poquito, todo a pulmón, con mucho amor. Pintamos, compramos barras nuevas, espejos, me ayudó mucho mi familia y empezamos el 1 de octubre ahí en Godoy Cruz”, confirma la mujer.
La instructora ahora dedica su tiempo completo a esta disciplina. “Trabajé dos meses más y dije hasta acá llegó, mi sueldo era bajo para muchas horas, pero no tenía otra cosa. Empecé a ver que el gimnasio iba bien y dije es preferible quizás no tener una ganancia muy grande, pero lo que gano en tiempo, en afecto, en hacer lo que uno quiere y con pasión, creo que lo vale. Así que decidí renunciar a mi otro trabajo y quedarme solo con el gimnasio”, agrega.
Qué se necesita para hacer pole dance
Cualquier persona que tenga un certificado de aptitud física puede entrenar, no hace falta que pesen determinado número sean personas con cierta condición física.
“Esos estándares hay que tratar de sacarlos, porque muchas lo ven, se quedan con las ganas de empezar o con el miedo a no ir porque no van a poder, porque ven a chicos que son flacos o que son muy musculosos o chicas que están muy entrenadas, comenta Fernanda.
No hace falta tener ninguna condición física, ni entrenamiento previo para comenzar. El entrenamiento es un proceso que se va ganando con el tiempo.
Una clase consta de diferentes momentos:
- Primero se entra una movilidad articular, desde la cabeza a los pies como para empezar a preparar el cuerpo.
- Luego se pasa a una preparación física que puede ser abdominales, sentadillas, etc. Se pone mucho énfasis en la parte del centro, porque hay que fortarlecerlo ya que es un sector que se necesita mucho para las figuras.
- Después se empieza a trabajar en la barra y unos minutos antes de que termine hacemos la vuelta a la calma y elongación.
A la escuela asisten muchos alumnos. Según lo que cree la profe son aquellas personas que buscan salir de lo cotidiano y pensar más en uno mismo. “El pole trabaja mucho los miedos, las frustraciones y la ansiedad. Siempre le digo a mis alumnas que disfruten el momento y las figuras que están haciendo”, confiesa Fer.
El avance se nota con el tiempo en cada uno, con la cantidad de entrenamiento que realice. Este entrenamiento físico entrena todo el cuerpo, pero lo que más nota es un crecimiento en el tren superior de las personas.
Actualmente, Fernanda es muy feliz con la decisión que tomó y sigue manteniendo. Algo que era incierto se volvió su ingreso principal y una forma de hacer lo que le apasiona. Su vida cambió por el pole dance y ella cambia la vida de los medoncinos y mendocinas que ve crecer tras los entrenamientos.
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