Son pocas las personas que logran concretar su sueño de la infancia, y Sofía López es una de las afortunadas. Diseñaba prendas en un cuadernito cuando era niña, y de grande pudo hacerlas realidad a partir de su emprendimiento al que denominó Omara Mor.
La mendocina cuenta que desde que tiene uso de la razón, anhelaba con crear sus propias prendas. “Desde muy chiquita siempre supe que quería ser diseñadora de indumentaria, tenía un cuadernito donde dibujaba distintos diseños para diferentes ocasiones de uso e intentaba hacer ropa a mis muñecas”, relató Sofía a Vía Mendoza.
De adolescente, su mamá observó su pasión y la inscribió en clases de moldería y confección. “Me acuerdo que me encantaba hacerme la ropa para salir los fines de semana. Después cuando fui adquiriendo más experiencia, también empecé a confeccionar para mi familia y con el tiempo llegué a dedicarme 100% a eso”, agregó la joven.
Cuando finalmente le tocó elegir una carrera en la universidad, sin pensarlo, escogió cursar la licenciatura en Diseño de Indumentaria y Textil. Sofia asegura que la carrera fue lo que ella necesitaba para terminar de impulsarse a perseguir sus sueños.
“Me permitió descubrirme en muchos aspectos que por ahí siendo autodidacta me hubiese tomado más tiempo” expresó la mendocina, indicando que la carrera fue la mezcla perfecta entre el arte y la expresividad.
Recientemente, Sofía se recibió y hoy es una flamante licenciada en Diseño de Indumentaria y Textil.
Sus propias prendas
El anhelo de hacer su ropa la persiguió toda su vida y finalmente se animó a comenzar su emprendimiento llamado Omara Mor. En este proyecto ella ofrece creaciones hechas por su mano, personalizadas según cada cliente.
Es que para Sofía, la ropa industrializada deja mucho que desear. “La mayoría de las veces, con prendas de la industria por ahí no te hacen feliz. Tener la posibilidad de tener ropa que te encante y que te haga sentir increíble es super necesario e importante, y no tiene nada que ver con el tipo de cuerpo que tengas”, explicó la mendocina.
Siente que la frustración que uno siente en una tienda y no encontrar la prenda que quería o que no quede de la mejor manera, es un golpe directo al autoestima. “Eso con la ropa a medida no pasa, porque de entrada te aseguras de que te va a quedar perfecto y sino se ajustando hasta que así sea”, afirmó Sofía.
Además, con este tipo de trabajos no se desechan la enorme cantidad de residuos tóxicos que en la industria textil. Por otro lado, ella intenta salir de los parámetros comunes de las talles, porque es una prenda que confecciona para una persona en particular.
“Me he dado cuenta de que es imposible encasillar a un gran grupo de personas en un mismo número y es por eso que surgen las frustraciones a la hora de probarse prendas”, sumó la mendocina.
Realmente, ese es su mayor placer al confeccionar una prenda - ver que la persona se siente cómoda y contenta con vestimenta - y es un sentimiento que Sofía trae consigo misma desde que realizaba a mano la ropa de sus muñecas.