El modus operandi, y que repitió -por lo menos- 16 veces era siempre el mismo, a lo sumo le agregaba algún que otro condimento: la mujer se mostraba interesada en comprar un celular de alta gama, contactaba al vendedor, coordinaban el encuentro en el microcentro, ella simulaba una transferencia bancaria -hasta mostraba la captura de pantalla de un comprobante trucho- y se marchaba apurada (con una o varias excusas). El detalle es que al vendedor nunca se le acreditaba el supuesto dinero de la compra. Pero por una simple razón: jamás le habían depositado el dinero.
En las últimas horas, personal de la División de Delitos Económicos de la Dirección de Investigaciones de la Policía de Mendoza detuvo a una mujer de 32 años y quien quedó a disposición de la Justicia, al igual que los 16 celulares que tenía consigo. Y es que todos estos teléfonos fueron robados por la mujer con un trabajado ardid delictivo y mediante el cual engañaba a quienes se los habían vendido, tomando al tiempo que generalmente suelen demorarse las transferencias electrónicas como su principal cómplice y facilitador.
Así estafaba la detenida
Según describieron desde la Policía de Mendoza, la mujer detenida este viernes llevaba a la práctica siempre la misma estrategia. Primero contactaba por las redes sociales a personas que estuvieran vendiendo sus teléfonos celulares -casi la totalidad de ellos de alta gama-. Tras mostrarse interesada en las características de los teléfonos, le pedía al vendedor el número de CBU para -en teoría- concretar la transferencia y, en ese mismo momento, pactaban el encuentro cara a cara para hacer la entrega del teléfono.
Cuando se producía el encuentro, antes de que el vendedor entregara el teléfono, ella mostraba una captura en su teléfono celular donde figuraba que la transferencia había sido realizada. El detalle es que se trataba de un ticket apócrifo, falso y que la estafadora había diseñado para embaucar al dueño del teléfono.
Además, otro de los elementos a los que recurría la mujer para que el encuentro fuera rápido era la estrategia de llevar a un bebé en brazos. Y e decirle al vendedor que no podía quedarse mucho tiempo, ya que había ido en un auto pedido a Uber y que estaba mal estacionado. Con la empatía de ver que la mujer estaba en esa situación, pero principalmente con la tranquilidad de que había visto el supuesto comprobante de la transferencia, el vendedor le entregaba el teléfono y se aferraba a las demoras que suelen acompañar a las transferencias entre que se efectúan y hasta que finalmente se concretan.
Pero lo cierto es que el dinero nunca se acreditaba en la cuenta de quien había entregado el celular. Y cuando caía en la cuenta de ello, ya era tarde: la mujer estaba a varios kilómetros del punto de encuentro, vaya uno a saber dónde.
La detención
Fue el fiscal de Delitos Económicos, Hernán Ríos quien instruyó la causa y durante las últimas horas se allanó la casa de la estafadora, ubicada en calle Groussac (Godoy Cruz) y de donde se secuestraron 16 teléfonos celulares que quedaron a disposición de la Justicia y ante la posibilidad de que se pueda contactar a sus dueños.
Previo a la detención hubo un minucioso trabajo de investigación, que permitió identificar a la estafadora y el domicilio donde estaban los equipos que había robado por la modalidad de estafas con compras falsas.