El procurador de las personas privadas de la libertad, Fabricio Imparado, en el último año intervinieron en al menos 10 secuestros, y hubo muchos más que nunca llegaron a denunciarse. De hecho esta semana se concretó un juicio abreviado por uno de esos secuestros.
"Ocurren los fines de semana. Los captores suelen ser del mismo pabellón que su víctima y aprovechan un momento de recreo para secuestrarla y comenzar la tortura. Hace poco intervenimos en el caso de una mujer cuyo hijo estaba preso en Almafuerte. A ella la llamaron mientras le daban una paliza a su hijo y le exigieron el pago de $10.000 para dejar de torturarlo. Ella vivía en Neuquén y viajó para entregarle el dinero a una joven motociclista con la que se encontró en las inmediaciones del hospital Lagomaggiore.