Tras su primera semana en el Santuario natural de Sorocaba, la chimpancé Cecilia ya se muestra activa y curiosa en su nueva casa, aunque aún guarda las distancias con el equipo veterinario que analiza su comportamiento de cerca mientras cumple el periodo de cuarentena.
"Está muy desconfiada todavía", contó el cubano Pedro Alejandro Ynterian, propietario de este refugio que alberga, entre otros animales, a otro medio centenar de chimpancés, todos rescatados del circo o de zoológicos insalubres.
Cecilia pasó de vivir en sola en una jaula del Zoo al Santuario en Brasil. El shok fue importante, sin embargo la adaptación es positiva. "Son como los humanos, tienen depresión y esos traumas psicológicos son mucho más difíciles que los físicos, pero el de Cecilia es psicológico: la exposición, la depresión de vivir mucho tiempo sola... Y eso es más difícil de recuperar", comenta.
¿El tratamiento? Para algunos casos tuvieron hasta que administrar antidepresivos, pero parece ser que en el caso de Cecilia no se llegará a tal extremo y después de la cuarentena el objetivo será "buscarle compañía".
"Tenemos experiencias con otros chimpancés que llegaron muy mal, muy tristes y después de adaptarse y conseguir un compañero, ahora están óptimos", expresa Gentile.
Cecilia tiene varios candidatos, el primero de todos es Billy, un macho de su misma quinta, que llegó al santuario en 2004, procedente de un circo.
Pese a su carácter explosivo, le agrada el contacto humano y ha conseguido desarrollar un vínculo con los veterinarios del santuario, sin embargo, por culpa de los traumas circenses, no terminó de cuajar la convivencia con sus semejantes y tuvieron que trasladarle para un recinto amplio construido para él.
Cecilia ya le conoce de vista, pues sus compartimentos están prácticamente el uno frente al otro, ahora solo hace falta que los dos tengan una buena química. "Ella ya lo vio. Se ven constantemente", aprecia Ynterian. EFE