A la corta edad de 13 años Ángel Suárez ya había visto y vivido de todo. Le tocó enfrentar experiencias horribles que algunas personas no las soportarían ni siquiera en la adultez. Esta madrugada murió de un disparo en la clavícula. Fue atacado en Las Heras, en Mendoza, y abandonado moribundo en un descampado del barrio Pucará. Una vecino lo encontró y lo trasladó al hospital Carrillo, donde llegó sin vida.
Ángel no tuvo una muerta digna y tampoco una infancia feliz. Su mamá está presa desde finales del año pasado, acusada de abandono de persona porque tenía a sus 8 hijos en condición de calle. Según los investigadores de la causa, era trabajadora sexual. Desde entonces, él vivía con un abuelo en una humilde vivienda. Dormía allí pero tenía que hacerse valer por si solo.
Según relataron los vecinos, Ángel disfrutaba de jugar a la pelota con los otros chicos del barrio en un descampado de la zona. Pero usualmente llegaba su papá, que vivía en el barrio Santa Teresita, a los gritos, le pegaba piñas y patadas y lo mandaba a pedir plata o a pedir estampitas por las calles del centro. Uno de los testigos contó que el hombre era adicto al Poxiran.
"Las veces que lo venía a buscar era porque el padre no tenía plata y lo mandaba a trabajar. A veces el nene no conseguía dinero y entonces no volvía hasta las dos de la mañana porque tenía miedo. Le tenía terror al padre", aseguraron los vecinos mientras se lamentaban por lo ocurrido, cuenta el Diario Sitio Andino.
La Policía de Mendoza intenta determinar quién mató al adolescente y en qué circunstancias. Hay tres personas demoradas y hasta el mediodía de este jueves se realizaban allanamientos en la zona para intentar determinar cómo fueron los hechos.
Foto: Gentileza de Jaime Suárez/ Diario Uno