La impericia de un repositor y un transportista pudo haber terminado en un hecho desafortunado cuando intentaron bajar de un camión una carga de mucho peso. La carga se desestabilizó y cayó sobre uno de los obreros.
Con ambas manos y desde los laterales haciendo fuerza indebida estos intrépidos trabajadores buscaron bajar la pesada carga, sin las medidas anunciadas para la ocasión.
Los bultos, en un momento determinado cedieron a la energía indebida propinada por los trabajadores y se ladeo hacía el costado derecho cayendo pesadamente sobre la persona de uno de los sujetos, quien desapareció prontamente de imagen y terminó debajo de la mercadería.
Solamente el echo de que la misma se trataba de rollos de papeles, permitió que el afectado saliera a la luz entre los elementos "tumbados" y volviera a "nacer de nuevo".