El pedido de los profesionales de la salud de Mendoza remarcan todos los días que la "ciudadanía que se cuide". Dentro de ese grupo de lucha cotidiana, está Andrea Mana, jefa de Farmacia del Hospital Santa Isabel de Hungría, situado en Guaymallén.
Mana considera que el personal de la salud está "mejor preparado que al principio", pero remarca que este "es un momento delicado, por la cantidad de casos y por la ocupación a pleno de las terapias intensivas".
Con 20 años de profesión, Andrea Mana explica por qué esta situación no se parece a ninguna otra. "Antes decían: 'La vecina tiene sarampión' y la mamá te mandaba a que te contagiaras; acá no sabemos, no hay paralelismo con nada, es como una inestabilidad general. Y esta idea de decir 'Nos contagiamos todos y ya está' creo no es así, que es asumir un riesgo enorme, porque acá no hay edad, no hay una condición y la gente a veces no toma conciencia, no sabe a lo que se enfrenta".
Inclusive enfatiza que la pandemia cambió la mecánica de trabajo y todas las rutinas. En lugar de una venta abierta las 24 horas, "ahora la Farmacia tiene blíndex y acceso restringido, el equipo debió adecuarse al uso de barbijos y máscaras, y abandonaron la costumbre de compartir un momento de descanso".
Además, la profesional asegura que la ocupación de camas es total, tanto del sector destinado específicamente a pacientes con COVID-19 como al polivalente, donde además se atienden otras patologías. Pese a esta realidad, el aprendizaje de estos meses fue esencial. "Estamos en el peor momento, con un pico muy alto, con la terapia intensiva completa, pero mejor parados, más contenidos. Es como que hemos ido madurando desde lo operativo", expresa. Fuente: Universidad Digital.