Objetos olvidados en el aeropuerto mendocino fueron donados a un merendero

Familias de Tupungato recibieron elementos que los pasajeros no reclamaron en 16 años. Es la primera vez que realizan esta acción en la provincia.

Objetos olvidados en el aeropuerto mendocino fueron donados a un merendero
Donaciones a un merendero de Tupungato

Los objetos olvidados en el aeropuerto El Plumerillo fueron donados este miércoles a un merendero de Tupungato al que asisten a hijos de cosechadores. Son 300 artículos entre ellos ropa de bebé, camperas, mochilas y otros elementos que los pasajeros no reclamaron en 16 años. 

Esta es la primera vez que se realiza esta iniciativa en Mendoza, y la que ya se aplica en distintas provincias. En esta oportunidad, merendero Guadalupe del Valle de Uco fue el primero en recibir los artículos que quedaron olvidados en el aeropuerto internacional desde el 2001 hasta el 2017, sin que nadie los reclamara.

El inventario de la PSA indica que el lugar recibió mochilas, chalinas, cinturones, camperas, carritos porta equipajes, pantalones, almohadones de viaje, butacas para auto de bebé, sábanas, paraguas, bolsos y hasta sillas plegables, entre otros artículos, que viajeros de todo el mundo olvidaron en el aeropuerto internacional de Mendoza, según publicó diario El Sol. 

Las donaciones.
Las donaciones.

Omar Araujo es, un empresario del vino que realiza acciones solidarias, y la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) fueron los encargados de hacer entrega de las donaciones a los responsables de la institución.

"Todos los artículos perdidos u olvidados tienen un período de días para ser reclamados luego de la publicación en el Boletín Oficial, pasado el mismo están en condiciones de ser donados a instituciones de bien público", indicaron al medio desde la PSA.

Policía de Seguridad Aeroportuaria hizo llegar las donaciones.
Policía de Seguridad Aeroportuaria hizo llegar las donaciones.

El merendero atendía -antes de la pandemia- a más de 25 niños de la zona que tienen diferentes necesidades. "Son hijos de cosechadores y su trabajo es por temporada. Muchas veces viven situaciones injustas y el merendero se convierte en un espacio de contención", destacó Araujo.