Con una bombacha gaucha, una faja, un sombrero y un poncho rojo y negro colgado en el hombro, un joven salteño sorprendió a todos cuando fue a recibir su título de medicina en una Universidad de La Rioja vestido de gaucho. Julio ‘Chikilin’ Bazán no se olvidó de sus raíces y con su discurso conmovió a todos al romper con los estereotipos de gaucho.
“Soy muy agradecido a los hermanos riojanos por acunarme y apoyarme estos siete años que estuve ahí en La Rioja”. Apodado como Chikilin, comentó a los medios locales como fueron sus primeros años lejos de casa: “Fui en el 2016 a estudiar medicina. Los primeros tres años se tornaron difíciles porque era estar lejos de la familia, más que nada el extrañar, las costumbres que uno tiene que por ahí son diferentes”.
“A medida que pasaron los años, la gente de La Rioja, los vecinos, la gente de la facultad, nos iban apoyando y la verdad que después me sentí más de la provincia. Hoy en día la extraño. Por suerte me adapté bien a sus costumbres, a sus comidas típicas. Para mí, es una provincia hermosa, tranquila, limpia, segura. Si usted quiere mandar su hijo a estudiar, mándelo a La Rioja, tiene de todo ahí. Muy agradecido de corazón, porque por ahí no se la conocía a La Rioja como una provincia para estudiar, a medida que van pasando los años, bastante gente del norte se está yendo a estudiar allá”, aseguró.
Además, contó por qué eligió esa provincia para estudiar: “Yo me crié un poco lejos de mi pueblo por el tema que no quería estar en contacto con las fiestas. Le digo: ‘Mamá, mandame un poco más lejos de mi pueblo, así me concentro un poco mejor’. Así nació Córdoba, pero era muy grande la ciudad, no me iba a adaptar, Tucumán, tampoco, y nació La Rioja. Justo un amigo tenía dos amigos que estaban estudiando, investigamos un poco y salió La Rioja”.
Por qué se vistió de gaucho para recibir su título de médico
Chikilin nació en un pueblo que se llama Joaquín Víctor González, se ubica a 250 kilómetros de Salta: “Vengo de una familia que es tradicional, me crié en el campo. Fui criado de esa forma, siempre andar vestido de gaucho, mi familia también, entonces me siento bastante cómodo presentándome así en esos tipos de eventos”.
“Es mi vida, no me veo con otro traje. Llevo representando lo que es el gaucho, porque también quiero romper eso de que por ahí el gaucho es duro, que tiene que servir para el campo y por ahí no es así. Los gauchos estudiamos, nos queremos formar, queremos aportar un granito de arena a la comunidad, entonces también voy represando eso”, aseguró.
El mejor remedio para el médico salteño
Cuando fue a recibir su título de grado en el acto de colación de la Facultad de medicina de la Fundación Barceló, dio un discurso y habló de la profesión: “En lo personal, hablo de la empatía. Veo que, ya de por sí, un paciente viene mal, y algunas veces no es la enfermedad en sí, no es algo orgánico, sino algo más emocional que está haciendo parecer que hay algo malo en sus órganos”.
Y agregó: “Uno empieza a investigar un poco, a charlar y el paciente sale con que tiene problemas en la casa... y se termina descargando y por ahí esa fue toda la solución. No hace falta pastillas a lo loco para curar o para aliviar el dolor. Siempre digo que por más que uno tenga un mal día, como médico, tiene que tratar de estar lo más atento posible para tratar cuál es realmente el problema para el paciente”. Además, afirmó que “un abrazo, unas buenas palabras, o escucharlo”, es su “mejor remedio”.
Sus dos pasiones: la música y la medicina
Chikilin afirmó que, además de la medicina, le gusta hacer música: “Llevo las dos cosas a la par, no puedo vivir sin la una ni la otra”. Y añadió: “En La Rioja estuvimos tocando bastante, así que también coseché muchos amigos”. También contó que, junto a su familia, se reunían y hacían una “típica guitarreada”.
Al final, el salteño le agradeció a sus ‘facuamigos’: “Sin ellos hubiera sido mucho más difícil. Me apoyé mucho en mis amigos, me gustaba estudiar con amigos, compañeros, entonces solamente puedo decirles que gracias, no me sale otra cosa”.
Además, dijo unas palabras para los estudiantes que se sienten estancados en sus carreras: “Que no bajen lo brazos, que siempre hay una luz, que capaz están feas las cosas, pero que sueñen todas las noches con que va a llegar ese día. En lo que menos que canta un gallo, vas a estar recibido. Si alguno necesita algún consejo, le puedo dar un manito por redes, estoy para ayudar”.