En el tramo más boreal de la Ruta Nacional (RN) 40, los visitantes que se aventuran a disfrutar de la singularidad de la puna jujeña tienen la posibilidad de experimentar una expedición interplanetaria en el llamado Valle de la Luna, una amplia hoyada con farallones de origen volcánico en tonos rojizos y blancos, que matizan con verdes y amarillos, cual paisaje de Marte.
La formación geológica, con riscos de hasta 100 metros de altura que no se descubren hasta arribar muy cerca, se encuentra en el departamento Rinconada, a unos 330 kilómetros al noroeste de San Salvador.
Además de la particular sensación de sentirse en un viaje espacial, quienes llegan al lugar relatan encontrarse con una energía particular que revitaliza, según cuentan los habitantes de Cusi Cusi, pequeño poblado distante a menos de cinco kilómetros del Valle de la Luna y uno de los más elegidos para pernoctar por quienes llegan a conocer la región.
La amplia hoyada está labrada sobre diferentes tipos de arcillas, con escarpados riscos y farallones de origen volcánico. Entre sus tonos rojizos se mezclan verdes, grises, beiges, rosas, naranjas y otros colores “marcianos”, debido a una variada composición mineral de las vetas erosionadas que, con formas extrañas, conforman el también conocido como Valle de Marte.
UNA EXPERIENCIA DE OTRO MUNDO
El sitio se puede visitar todo el año, aunque en los meses de lluvias se recomienda consultar el estado de las rutas y del tiempo antes de viajar, y también hay que prever que durante el invierno las temperaturas son muy bajas en la noche.
A unos 3.800 metros sobre el nivel del mar, el Valle de la Luna jujeño se presenta con su límite norte y este en la misma RN 40, desde donde ya se puede apreciar la formación.
Se recomienda llegar con calzado cómodo, ropa abrigada, elementos de trekking, protector solar, agua para hidratarse y algún snack para alimentarse.
Un reducido grupo de familias que habitan el lugar ofrecen la posibilidad de adentrarse en el sitio por senderos delimitados, y llegar así a miradores que permiten disfrutar al máximo la extrañeza del paisaje y registrar múltiples imágenes de la expedición “interplanetaria”.
Por lo general, el servicio se brinda entre las 13:00 y las 17:00, por lo cual los visitantes aprovechan para merendar en el lugar, con la escenografía de la imponente formación.
HACIENDO BASE EN CUSI CUSI
El circuito hacia el Valle de la Luna también se ofrece desde Cusi Cusi, tranquilo y pintoresco pueblo que se mezcla con el paisaje, con dos calles principales a lo largo, una plaza y una iglesia.
Tiene alrededor de 300 habitantes que se dedican a la cría de ovejas, llamas y asnos, la fabricación de artesanías y la producción de quinoa, entre otros; mientras que la actividad turística asume un valor cada vez más fuerte para el desarrollo del pueblo.
Cusi Cusi es elegido como punto de partida hacia otros atractivos interesantes en cercanías, como sitios arqueológicos, otras formaciones peculiares de la región y una cascada que es muy visitada cuando se congela en el invierno.
Los visitantes llegan a pernoctar entre dos y tres noches en el lugar, que cuenta con cinco hospedajes y una capacidad aproximada de cincuenta camas, mientras que las familias brindan alternativas de trekking de dificultades media y baja, entre otros servicios turísticos.
Junto al Valle de la Luna y un sinfín de atractivos naturales e históricos por recorrer, en esa zona de la Puna jujeña también sobresalen las experiencias de turismo comunitario, que permiten a los visitantes compartir la cultura, tradiciones y el modo de habitar el mundo que tienen las comunidades originarias.
Por las bondades patrimoniales y una oferta de servicios turístico en crecimiento, en los últimos dos años se triplicó el número de visitantes que llegan a la región, y que se dividen entre motoqueros; familias, principalmente parejas jóvenes y adultas; y grupos que se movilizan mediante agencias de viaje.
Para ir desde San Salvador de Jujuy al Valle de la Luna se debe tomar primero la RN 9 rumbo al norte, hasta el poblado de Abra Pampa, luego continuar aproximadamente tres horas de viaje por las provinciales 7 y 70, hasta conectar con la RN 40, y de ahí avanzar hacia el norte unos 30 kilómetros más.
Quienes pretenden aventurarse por la traza de la RN 40, con un tramo de más de 400 kilómetros que atraviesa la provincia desde el límite de Salta y con punto final en La Quiaca, deben recorrer unos 134 kilómetros desde la ciudad fronteriza.