En 2021 cumplirá 330 años de existencia el templo de la iglesia de Uquía, conocida a nivel internacional por albergar un preciado patrimonio artístico en el que se sobresalen antiguas pinturas que representan a los Ángeles Arcabuceros.
En efecto, el grupo de bienes culturales que forman parte del patrimonio artístico de la Iglesia de la Santa Cruz y San Francisco de Paula de Uquía está conformado por obras pictóricas, imaginería y un objeto litúrgico procedentes de la Escuela Cusqueña del siglo 17. Entre ellos, los más reconocidos son el grupo de nueve Ángeles Arcabuceros.
Pero también su edificio se destaca por cuanto, entre tantas particularidades, presenta la mayor parte de su construcción realizada con adobe, condición que, junto a todo el trayecto histórico que contiene el edificio, se consideró en el proyecto de restauración que se lleva adelante en esa localidad situada a 120 km al norte de San Salvador de Jujuy.
En ese marco, después de una minuciosa labor en las paredes para subsanar problemas de riesgo estructural como grietas y vigas y adobes en mal estado, comenzó el trabajo de drizado, una antigua técnica peruana que consiste en armar una malla de sogas atadas con nudos específicos y estratégicamente dispuestos.
Este trabajo permitirá envolver la nave en su fachada y laterales, lo que también la fortalecerá internamente.
"Este sistema de drizado da la certeza de que al momento de un sismo fuerte el edificio no se va a caer a pedazos, va a generar un espacio de tiempo para poder poner a resguardo a las personas, para eso son las estructuras sismo resistentes", explicó la directora provincial de Cultura, Valentina Millón.
"Estamos siguiendo sugerencias del Conicet a través de su Laboratorio de Arquitectura Andina y Construcción con Tierra" en el sentido de realizar "trabajos sin uso de máquinas ni herramientas eléctricas sobre las paredes y cubierta, y reconstrucción de piezas con materiales y técnicas similares a las originales", detalló la funcionaria.
Así es como los operarios realizaron nuevamente todas las trabas de la mampostería con un sistema de refuerzo utilizando piezas de madera, por lo que hubo que quitar los adobes que estaban partidos y colocar adobes nuevos de idénticas dimensiones que los originales y que fueron fabricados con similar dosaje de tierra.
Por otro lado, el muro frontal de la iglesia presenta un desplome hacia adelante "muy importante", y en su parte alta algunas fisuras, por lo que "se buscó la mejor manera de contener estructuralmente esa gran fachada que tiene una moldura en su parte superior, sin modificar la identidad del edificio".
De acuerdo con el proyecto de obra, una vez finalizado el drizado se avanzará con la colocación de tortas de barro en la cubierta, la aplicación del revoque de barro y las terminaciones más específicas.
Al respecto, el secretario provincial de Infraestructura, José Suarez, apuntó que "ahora estamos en la etapa del ítem correspondiente al drizado, de refuerzo estructural; un trabajo de mucha dedicación que la empresa está realizando con mucha responsabilidad, como la que exigimos en cada paso respecto al edificio patrimonial".
Detalló a la vez que “también estamos trabajando en la cubierta de la sacristía, donde descubrimos que había una elevación más cercana en el tiempo que la construcción original, que la perjudicaba, así que estamos intentando resolver el encuentro de la cubierta con lo que es su nave”, explicó.
"En dos semanas, calculamos, estaremos empezando el torteado sobre todo en lo que es la nave, que ya tiene avanzada la obra más gruesa", agregó el funcionario del Ministerio de Infraestructura.
Según estiman responsables del proyecto, a comienzos del año próximo la obra estaría en condiciones de ser entregada.
La iglesia San Francisco de Paula conserva en su interior a los Ángeles Arcabuceros de la Escuela Cusqueña, pinturas hechas por los aborígenes bajo la tutela de los españoles en el siglo 17, y forma parte de un conjunto de pinturas de ángeles que se realizó en toda la zona andina durante el período hispánico.
Por la refacción en el templo, los nueve óleos de Ángeles Arcabuceros fueron trasladados a la sede de la Prelatura de Humahuaca. Esto es debido a que todos los bienes culturales, incluidos esos nueve cuadros, son propiedad de esa Prelatura, formando parte del patrimonio artístico de la Iglesia de Uquía.