Desde que cobró vigencia el decreto de necesidad y urgencia emitido por el Gobierno nacional, han transcurrido veinte días. A esta altura, los especialiastas en materia sanitaria están señalando lo positivo de que en la Argentina las autoridades hayan tomado nota de los cuadros dramáticos producidos en Asia y Europa y, frente a la inexistencia de respuestas farmacológicas, la batalla debe librarse con prevención, higiene y aislamiento social.
Así, con excepción del personal de la Salud y Seguridad, la cuarentena recluyó a toda la población en sus hogares y si bien por estas horas en las órbitas más altas del poder se analiza hasta cuándo prolongar el aislamiento, para muchas familias resulta meritorio haber llegado hasta este vigésimo día sosteniendo, de la mejor manera, el esfuerzo para cuidarse mutuamente y al resto de la comunidad.
Dos familias jujeñas le contaron a Vía Jujuy cómo transcurren estos días.
"Estoy en casa desde el 16 de marzo y no salí para nada", comenzó diciendo Anita Farfán (50), que reconoce, con una buena dosis de humor, que "gasté menos plata" porque "no hay tentación de ningún tipo".
Las medidas dictadas por el Gobierno afectaron su "vida laboral de la mañana y tarde", y como "no hay niños en casa" sino jóvenes universitarios, "manejamos 'tranqui' el tema educación".
En este lapso, para Anita y su familia "cambiaron hábitos de sueño" y sin entrar en mayores detalles en ese tema, remarca que se les dio por "querer hacer todo el tiempo cosas en casa", como "limpiar, acomodar, revisar roperos".
También "empezamos a cocinar en equipo" -celebró-, mientras que el clima otoñal que trajo marzo invita "a pasar las horas con juegos de mesa" en su casa del barrio Alto Comedero.
"Lo que menos soporto de la cuarentena -responde luego- es no tener horarios para nada; estar parada en la cocina horas y horas; hacer limpieza general dos veces a la semana, y sobre todo... ¡odio estar en cama!", dice Anita, revelando así su perfil proactivo y siempre entusiasta.
Por su parte, Fabio Villagra (54) relata que "desde que comenzó la cuarentena salí cuatro veces: para buscar la constancia en el trabajo, para sacar plata del cajero, otras dos para realizar la compra de mercadería".
Sobre la economía doméstica, señala que en estas semanas "en combustible se gastó menos, pero en mercaderías, mucho más", lo cual es común denominador para muchos hogares.
El ritmo laboral del entrevistado -técnico que se desempeña en un medio de comunicación- "se vio afectado" por la órden de entrar en cuarentena, lo mismo que para los más jóvenes de la familia, estudiantes universitarios y un precioso niño que asiste al nivel materno infantil.
"A los que están en la universidad los tuvimos que traer. Uno se maneja con clases virtuales, pero el otro perdió las mesas de exámenes y al ser pública la universidad, no tiene clases virtuales. Para el más chiquito, que va a Jardín, nos mandan actividades por WhatsApp", describe.
Sobre los cambios que produce la cuarentena entre los integrantes de la familia, Fabio reconoce que se están generando "hábitos de realizar todas las tareas de la casa, cocinar, comer más -admite- y ver mucha televisión".
Y es precisamente todo eso lo que ahora se disfruta, ya que entre las actividades que se hace en conjunto están "cocinar, limpiar, compartir juegos de mesa y ver películas", subraya.
Por último, esta familia jujeña coincide en que lo más difícil es sobrellevar "el encierro y la ansiedad de esperar que todo esto pase la más rápido posible".