"La cultura alimentaria es parte del patrimonio de la provincia de Jujuy", sostiene Ana Soruco, referente del Programa Provincial de Nutrición, plan en el cual la interculturalidad es uno de sus ejes estratégicos transversales.
Partiendo de la afirmación de que toda América Latina atraviesa actualmente "una transición nutricional" de la que la provincia de Jujuy no está exenta, la especialista puntualiza que "predominan las tasas crecientes de problemas relacionados con la obesidad infantil, el sobrepeso y obesidad en los adultos", lo que implica -advierte- "altos índices de enfermedades crónicas no transmisibles, como ser las cardiovasculares, diabetes, hipertensión arterial, insuficiencia renal crónica y también algunos tipos de cáncer".
Frente a esto, "es importante poner en valor nuestra cultura alimentaria local -remarca Soruco-, ya que existen alimentos y prácticas culinarias ancestrales que juegan un rol determinante en la reducción de factores de riesgo".
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En ese plano, la funcionaria proporcionó un listado de productos naturales que "propician una alimentación saludable y nutritiva", y que se cultiva en las regiones de Yungas, Valles, Quebrada y Puna de Jujuy:
Maíz morado: Aporta 50 calorías cada 100 gramos y su color está dado por una alta concentración de antioxidantes y anticancerígenos.
Papa del aire: Contiene solo 22 calorías cada 100 gramos, es rica en fibras, antioxidantes y vitamina C, que favorece la digestión y la caracteriza como un alimento de bajo índice glucémico, recomendado para la prevención de la diabetes. Se utiliza en guisos, sopas y conservas. Sus hojas tiernas se pueden cocinar como la espinaca.
Chilto: Es un fruto de las Yungas, que tiene 35 calorías cada 100 gramos. Tiene propiedades antioxidantes, antinflamatorias y aporta vitamina A, esencial para la vista, piel, cabello y reconstitución de tejidos. Además, aporta vitamina C para fortalecer los mecanismos de defensa y estimular la absorción de hierro; y fibra, muy beneficiosa para el buen funcionamiento del intestino. Se consume crudo y cocido en salsas, sopas, ensaladas y en licuados.
Yacón: Contiene fructooligosacáridos, que reducen el azúcar en sangre y además tiene efectos prebióticos a nivel del intestino, beneficiando una flora intestinal saludable. Además por su contenido en polifenole y su bajo índice glucémico, se recomienda para la prevención de la obesidad, dislipemias y diabetes.
Tuna: Posee un alto valor nutritivo, fibra dietética, compuestos con efecto anticancerígeno, antiinflamatorio, antiviral, antioxidante y antidiabético. Es bajo en colesterol y sus semillas contienen ácidos grasos saludables similares al girasol. Además, aporta vitamina C, potasio y magnesio.
Frutas secas: Maní, nueces, almendras, avellanas, o semillas sin sal como la chía, girasol, sésamo, lino. Debe consumirse al menos un puñado una vez por semana, ya que reducen el riesgo cardiovascular y previenen la diabetes y lipogénesis.
Otros alimentos locales y naturales ideales para incorporar en las comidas diarias son la quinoa, amaranto, mote, harina morada, api, poroto, habas secas, papa lisa, ajupa, oca, ancañoca, chuño, durazno cuaresmillo, entre otros que forman parte de nuestra gran diversidad de alimentos regionales y saludables.
"Su consumo es beneficioso para la prevención de enfermedades crónicas no transmisibles, para el cuidado del medio ambiente y contribuye a las economías regionales", afirma la jefa del Departamento Provincial de Nutrición, para completar diciendo que "por eso son grandes recursos en la búsqueda de sistemas alimentarios más seguros, ambiental y socialmente justos".