Una iniciativa de Estados Unidos y países occidentales aliados para debatir en el seno de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) los denunciados presuntos delitos contra los Derechos Humanos en el noroeste de China cayó este jueves por una votación en la que la Argentina decidió abstenerse.
La votación se dio en el Consejo de Derechos Humanos, que este año preside el diplomático argentino Federico Villegas Beltrán. De los 47 países miembro, 19 votaron en contra de debatir sobre los derechos humanos en China en la sesión de marzo próximo, 17 apoyaron la iniciativa y 11 se abstuvieron.
El 31 de agosto pasado la Oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, que lideró la expresidenta chilena Michelle Bachelet, había concluido que se han cometido “graves violaciones de los derechos humanos” contra los uigures y “otras comunidades predominantemente musulmanas” en China.
Los uigures son un grupo étnico que vive en las regiones del noroeste de China, principalmente en la Región Autónoma Uigur de Sinkiang. Bachelet, por entonces alta comisionada, había viajado a la zona en mayo pasado. Y luego redactó un informe en el que afirmó que “las denuncias de patrones de tortura o malos tratos, incluidos los tratamientos médicos forzados y las condiciones adversas de detención, son creíbles, al igual que las denuncias de incidentes individuales de violencia sexual y de género”.
La Oficina concluyó entonces que el alcance de las detenciones arbitrarias contra los uigures y otras personas, en el contexto de “las restricciones y la privación más general de los derechos fundamentales, disfrutados individual y colectivamente, pueden constituir crímenes internacionales, en particular crímenes contra la humanidad”.
Tras ello, Estados Unidos, Canadá, Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega, Suecia, Reino Unido y otros países occidentales propusieron al Consejo que preside Villegas Beltrán que se debata en marzo de 2023 los presuntos abusos a los derechos de los uigures y otras minorías étnicas en la región occidental de Xinjiang. Pero el gigante asiático, liderando la votación en contra y con aliados que se abstuvieron, logró una victoria diplomática en la votación.
Qué votó cada país
Bolivia, Venezuela, Camerún, Cuba, Eritrea, Gabón, Indonesia, Nepal, Qatar, Pakistán y Emiratos Árabes fueron algunos de los países que acompañaron a China con el rechazo a la propuesta. Y, con la abstención, hicieron su aporte decidido Argentina, Brasil, Libia, Malawi, India, Malasia, México, Ucrania y otros.
Somalia fue el único país de África y de la Organización para la Cooperación Islámica que votó por el “sí'’.
Si la propuesta avanzaba, hubiera sido la primera vez que un organismo internacional del que China es parte pondría sobre la mesa un debate profundo sobre los Derechos Humanos en aquel país. En los últimos meses, Beijing se ha ocupado especialmente del tema estableciendo diálogos de alto nivel con los gobiernos para impedir, según reportes de agencias internacionales, que la iniciativa de Estados Unidos y sus aliados salga favorable.
El rechazo representó una negativa prácticamente inédita en la historia del Consejo de Derechos Humanos en sus 16 años de historia. A nivel internacional hizo ruido que la Argentina no acompañe la propuesta dada su larga trayectoria en políticas de Derechos Humanos y cuando Villegas Beltrán es quien preside el Consejo, para el que hubo un informe con datos precisos que confirmarían los abusos.
Agnes Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional, lamentó que la iniciativa cayera en saco roto. “La votación protege a los responsables de violaciones de Derechos Humanos en lugar de a las víctimas”, se quejó y señaló que este resultado pone al Consejo que conduce Villegas Beltrán en “posición ridícula” por “ignorar” las conclusiones del reciente informe del Alto Comisionado.
“Los intereses políticos y económicos no deberían triunfar frente a las dudas graves sobre Derechos Humanos y ningún país debería librarse del escrutinio del Consejo”, enfatizó Callamard en un comunicado difundido a la prensa internacional. En el mismo texto, dice que aún confía en continuar con “la lucha por la justicia” de las víctimas en otras vías.
A su vez, Sophie Richardson, directora para China de Human Rights Watch (HRW), cuestionó con dureza la “abdicación de responsabilidad” y una “traición” a las víctimas por parte del Consejo de Derechos Humanos, dando por hecho que Beijing logró mediante “presiones” que otros países “permanezcan en silencio”.
En ese sentido, Richardson instó a al nuevo Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Turk, a que exponga ante el órgano el informe crítico con China que elaboró el equipo de Bachelet, su predecesora, y a la comunidad internacional en general a trabajar para que el gigante asiático “rinda cuentas por sus crímenes internacionales”.