La tecnología ha transformado la manera en que nos comunicamos, trabajamos y nos entretenemos. Sin embargo, esta dependencia creciente a los dispositivos móviles ha traído consigo nuevas problemáticas. Una de ellas es la nomofobia, un trastorno moderno que describe el miedo irracional a estar sin el teléfono celular. Aunque puede parecer inofensivo, sus efectos en la salud mental son cada vez más preocupantes. Esto empezó a potenciarse en Europa hoy, tras el apagón que está sufriendo España, Portugal y el sur de Francia.
¿Qué causa la nomofobia?
La nomofobia surge, principalmente, de la necesidad constante de estar conectados. El miedo a perderse notificaciones, mensajes importantes o actualizaciones en redes sociales alimenta esta dependencia. También influyen factores como la presión social, el teletrabajo y la hiperconectividad que exige el mundo actual. Estudios recientes revelan que este trastorno afecta tanto a jóvenes como adultos, y puede derivar en cuadros de ansiedad, estrés y aislamiento social.

Combatir la nomofobia implica, primero, reconocer sus síntomas: sentir ansiedad o irritación al no tener el celular cerca, revisar compulsivamente el dispositivo o utilizarlo en momentos inapropiados, como durante una conversación o mientras se conduce. Entender que el problema va más allá de un simple hábito es el primer paso hacia una relación más saludable con la tecnología.
¿Cómo prevenir y tratar la nomofobia?
Para prevenir la nomofobia, los especialistas recomiendan establecer límites de uso del teléfono, como definir horarios para desconectarse o realizar actividades sin el móvil. Practicar mindfulness, fortalecer las relaciones cara a cara y priorizar el descanso digital también son claves. En casos más severos, puede ser necesario acudir a terapia psicológica para trabajar la dependencia y desarrollar nuevas estrategias de afrontamiento.
El equilibrio en el uso de la tecnología es fundamental. Aprender a disfrutar de momentos de desconexión puede mejorar la calidad de vida y proteger nuestra salud mental en un mundo cada vez más hiperconectado.
Qué se sabe del apagón masivo que hay en Europa
Miles de usuarios en España, Portugal y el sur de Francia se vieron afectados por una caída masiva del suministro eléctrico que provocó escenas de caos en las principales ciudades de la región.
La interrupción repentina dejó fuera de servicio trenes, subtes, semáforos, medios de pago electrónicos e incluso afectó la conectividad a internet, causando serios inconvenientes en la vida diaria y retrasos en los principales aeropuertos españoles.
El colapso se registró cerca de las 12.30 (hora local), cuando, según datos del operador Red Eléctrica (REE), la demanda de energía bajó bruscamente de 25.184 megavatios a 12.425 megavatios. La recuperación completa del servicio podría demorar entre seis y diez horas, según indicó el director de servicios para la operación de REE.
