Sara Facio murió este martes a los 92 años. Entre su obra se destacan las fotografías más reconocidas de Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Alejandra Pizarnik y Susana Rinaldi. Durante más de 30 años fue pareja de otro ícono de la cultura nacional: María Elena Walsh.
Facio nació el 18 de abril de 1932, comenzó su carrera a mediados de los ‘50, como asistente de la gran fotógrafa Annemarie Heinrich. Más tarde, fundó la editorial La Azotea y fue responsable de la apaertura de la Fotogalería del Teatro San Martín.
Se caracterizó por ser feminista de la primera hora, irrumpiendo en actividades en las que las mujeres no tenían lugar.
Además de los históricos retratos de renombradas figuras latinoamericanas, se lanzó al fotoperiodismo prestando su mirada en momentos como la vuelta de Juan Domingo Perón tras el exilio y también en su funeral.
Asimismo, supo eternizar las calles de Guatemala en los 70 y de los hospicios mentales de Buenos Aires. Uno de sus más destacados trabajos es la serie “De Brujos y Hechiceras” para la que retrató a Astor Piazzolla, Roberto Goyeneche, Susana Rinaldi, Juan Manuel Fangio, Rómulo Macció, René Favaloro y Quino.
Su relación con María Elena Walsh
En una entrevista a La Nación, Sara Facio contó que su relación con María Elena Walsh tuvo varias etapas, pero cuando lograron vivir juntar nunca más se separaron, hasta 2011, cuando la brillante cantautora falleció.
“La conocí en 1955, en París. En 1965 volvimos a encontrarnos en Buenos Aires y nos hicimos amigas. Recién en 1975 empezamos a convivir. Yo compré el departamento pegado al suyo, en Bustamante y Juncal, tiré la pared del living y unimos los dos. María Elena estaba asustada. Preguntaba: “¿Pero qué vas a hacer?” Y yo le dije: “Vos dejá””, detallaba Facio.
También asegura que, pese a la convivencia, eran “muy independientes”. “A mis amistades las veía en mi estudio porque yo sentía que algunas no le gustaban demasiado. Y ella hacía lo mismo”, declaró.
“Declaro que la conocí hace casi cincuenta años y cada día me sorprende su lúcida y apasionada visión de los hechos cotidianos, su alegría, su lealtad a las ideas y a los amigos, su adhesión insobornable a todo lo justo, bello y vivo”, dice Facio sobre Walsh, en el libro de 1999 “María Elena Walsh. Retrato(s) de una artista libre”.