Sus hijos, hermanos, tíos o abuelos recibieron la orden de presentarse para ir a la guerra y debieron ir. La mayoría de ellos, soldados de entre 18 y 20 años, estaban cumpliendo con el entonces Servicio militar obligatorio. Eran conscriptos, colimbas.
Los de la Clase ‘62, ya tenían un año de instrucción; los de la ´63, apenas un par de meses. Morir por la Patria, en las Malvinas, durante la guerra con Gran Bretaña por la soberanía de las islas fue su destino.
Sus familias atravesaron una muy dolorosa posguerra; y aún con los fantasmas de la incertidumbre y el olvido del Estado por décadas, fueron capaces de convertir el dolor individual en alegría compartida. Lo lograron con amor.
Formaron apenas unos meses después de la contienda bélica y de manera espontánea la Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas e Islas del Atlántico Sur. Lo hicieron con un tan sagrado como justificado interés: conocer, comprender y amar la causa por la que cayeron sus héroes propios y los de toda la nación. Porque no hay héroe más grande que el héroe caído.
Hoy y como hace tantos años, se reúnen para conmemorar el 2 de abril. Vía País los acompaña en lo que se constituye en una solemne comunión. Sus testimonios verdaderamente enseñan a reflexionar.
Malvinas, a 42 años. Conmovedores testimonios de familiares de caídos
“Mamá quería buscar a mi hermano como fuera. Había rumores de que barcos pesqueros de distintos países habían ayudado a rescatar a los sobrevivientes; y que probablemente los habían llevado a África, a Corea o a China. Estaba desesperada”. Nos lo cuenta Lucrecia Ramos, hermana de Hilario Ramos, uno de los 22 salteños, entre 323 héroes, que murieron en el ataque y hundimiento del crucero ARA General Belgrano el 2 de mayo del ´82.
“En ese momento, el gobernador de Salta, que era un militar, convenció a mamá de que no fuera a ningún lado. De que mi hermano había fallecido en el ataque al buque y de que sus restos estarían en el Atlántico Sur. Desde entonces, ella sostuvo nuestro hogar y ayudó también a mi padre a sobrellevar el dolor que sentíamos”. La madre de Lucrecia e Hilario hoy tiene 80 años. Y su padre, 86.
Tiempo atrás, tuvieron la oportunidad de formar parte de una misión humanitaria que navegó hasta las coordenadas de donde sucedió el hundimiento del Belgrano. Su amor enalteciendo el recuerdo vivo de su hijo fue infinito como el mismo océano.
Los relatos continúan, en un almuerzo a la canasta del que somos parte, y en el que compartimos la alegría del encuentro y del reencuentro de los familiares, que de todo el país llegaron al Regimiento 1 de Infantería “Patricios”, en Palermo, adonde el Ejército Argentino les facilita la estadía en la comodidad del Alojamiento Independencia.
En los pasillos de la histórica unidad militar, una serie de cuadros recuerdan a los primeros enemigos que enfrentaron las milicias que se convertirían en el Ejército en 1810: los ingleses. Fue durante las invasiones de Buenos Aires de 1806. Paradójicamente, los ingleses son también el último enemigo con el que el Ejército Argentino batalló hasta hoy: justamente, en la guerra de las Malvinas.
Mirtha Virginia Monzón viene desde Chaco. Es la hermana del héroe Eleodoro Monzón, conscripto Clase ‘62 que fue a la guerra con el Batallón de Infantería de Marina 5 (BIM 5) y cayó en las última noche de combates, exactamente en el Monte Tumbledown, antes de que amaneciera el 14 de junio del ‘82.
“Con él, éramos tres hermanos. Dos mujeres y Eleodoro, el mayor”, detalla. “Vivíamos en una casita a 200 kilómetros del primer pueblo donde había asfalto”, nos describe; con un rostro que lejos de significar resignación expresa alegría por el cálido abrazo que genera la reunión con otros familiares.
De Chaco, también están presentes parientes de los soldados Juan Alejandro Ayala y Rubén Nolberto Ramírez. Orlando Ramírez nos comparte con emoción: “Mi hermano estaba haciendo el servicio militar en el Regimiento de Infantería 12, en Mercedes, Corrientes, a 340 kilómetros de nuestro hogar, en San Bernardo”.
Continúa Orlando: “Como era el mayor y trabajaba en el monte para ayudar a mantenernos, mi padre tuvo la posibilidad de que él fuera exceptuado del servicio. Pero no lo aceptó; no quiso firmar los papeles. Y partió a la colimba. Le tocó también ir a la guerra y murió en el combate del cerro Dos Hermanas la noche del 12 de junio del ´82″. Orlando, como tantos familiares, ha podido viajar a las islas gracias a la Comisión y su gran trabajo organizativo.
Malvinas, a 42 años de la guerra. Los familiares de los caídos, en la vigilia de San Andrés de Giles
Como desde hace varios años, la Comisión de Familiares de Caídos se sumó anoche a la vigilia del 2 de abril en la localidad bonaerense de San Andrés de Giles, una de las más tradicionales que se celebran en el país. De hecho, este año se cumplieron 27 realizaciones de la ceremonia.
“Para nosotros, es muy emotivo estar presentes en esta vigilia. San Andrés es una localidad que siente Malvinas de una manera muy especial. Y nos reciben con muchísimo cariño y reconocimiento”, le dice a Vía País María Fernanda Araujo, actualmente diputada nacional y quien hasta la asunción de su banca estaba presidiendo la Comisión de Familiares de Caídos.
María Fernanda es hermana del soldado Clase ´62 Elbio Eduardo Araujo, quien falleció la noche del 11 de junio del ‘82 durante la batalla del Monte Longdon, combatiendo en las filas del Regimiento de Infantería 7 .
Como tantas otras familias, recién 38 años después de la guerra, la de María Fernanda pudo saber que los restos de su hermano fueron localizados en el cementerio de Darwin, donde hasta entonces la mayoría de las tumbas tenían placas con la inscripción: “Soldado argentino solo conocido por Dios”.
Ese año y gracias al acuerdo humanitario entre los gobiernos argentino y británico -y con la cooperación de Cruz Roja Internacional y las autoridades isleñas, que responden al Reino Unido- se realizó la identificación de restos mediante una sofisticado estudio de muestras de ADN. En la tarea, fue fundamental el trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense (IAAF).
Malvinas: las actividades conmemorativas de los familiares de caidos previstas para este martes 2 de abril
A las 17 y como realizan cada año, los integrantes de la Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas asistirán a la misa que especialmente se oficiará en la Catedral metropolitana.
A continuación, y acompañados por la banda militar del Regimiento de Infantería 1 “Patricios”, marcharán a Plaza de Mayo desplegando una bandera argentina que supera los 300 metros de longitud. De allí y junto con el público que quiera sumarse, se dirigirán -por calle Florida- hasta el cenotafio de Retiro, donde se rendirá homenaje a los héroes caídos.