El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) confirmó el regreso del fenómeno climático “El Niño” a la Argentina durante los meses de abril, mayo y junio de 2025. Se espera que este evento genere un notable aumento en las precipitaciones y tormentas en varias regiones del país, especialmente en Buenos Aires y zonas del Litoral.
Según el pronóstico oficial, se anticipan lluvias superiores a lo normal en la Ciudad de Buenos Aires, Entre Ríos, el centro y sur de Santa Fe, así como en el centro de Córdoba. Esto puede traer consecuencias tanto positivas, como el alivio a sequías anteriores, como negativas, debido al riesgo de inundaciones, interrupciones de servicios y complicaciones en el transporte.
En contraste, el oeste del NOA (Noroeste Argentino) y el noroeste de San Juan mantendrán condiciones de “estación seca”, lo que significa precipitaciones escasas o nulas. Por su parte, regiones como el centro-este de La Pampa, el norte argentino y gran parte de la Patagonia experimentarán valores de lluvia normales o incluso inferiores a lo habitual.

¿Qué es “El Niño” y por qué es importante?
“El Niño” forma parte del fenómeno El Niño-Oscilación del Sur (ENOS), un patrón climático natural que involucra el calentamiento anómalo de las aguas del océano Pacífico ecuatorial central y oriental. Este calentamiento altera la circulación atmosférica global, afectando el clima en distintas partes del mundo, incluyendo Sudamérica.

La fase “El Niño” suele asociarse a lluvias intensas en el noreste argentino durante primavera y verano, mientras que su contraparte, “La Niña”, suele generar sequías en la misma región. Su aparición no tiene una frecuencia fija, pero suele repetirse cada dos a siete años, y se declara oficialmente cuando las temperaturas del mar aumentan 0,5 °C o más por encima del promedio durante al menos cinco trimestres consecutivos.
Qué esperar en Argentina este otoño
El impacto de “El Niño” en 2025 podría sentirse no solo en el aumento de lluvias, sino también en mayores riesgos de tormentas eléctricas, anegamientos urbanos y problemas para la agricultura y la infraestructura. Por eso, el SMN recomienda seguir de cerca las alertas meteorológicas y tomar precauciones, especialmente en las zonas más afectadas.
Con este panorama, los próximos meses requerirán atención y planificación, tanto a nivel individual como institucional, para mitigar los efectos de este fenómeno climático global.