Las góndolas de los supermercados de Argentina y todo el mundo se llenaron de productos “Not” que se niegan a sí mismos desde su título. “No es hamburguesa”, “No es helado”, pero los envoltorios son idénticos y la forma de los alimentos también.
En el último tiempo, Burguer King y McDonald’s tienen en todos sus locales ofertas veganas. “Whopper vegetal” y “Mac Plant” son sus nombres. ¿Pero qué es lo que cambió en todos los casos? La carne desaparece porque nuevas tecnologías permiten un sabor idéntico pero basado en plantas.
Esta nueva “carne” apta para veganos no contiene explotación o violencia animal en su proceso y producción. No contiene animales, ni leche, pero dentro de sí encontramos agua, proteínas de algún tipo de leguminosa, mezclas de aceites, extracto de levadura, maltodextrina, sabores naturales, goma Arábiga, sal, ácido succínico, ácido acético, extracto de comida no modificada genéticamente, celulosa de bamboo, entre otros.
Quienes prueban estos productos realmente quedan impactados del parecido de su sabor y olor con la carne. Podría ser engañada cualquier persona que no sepa cómo se realizó el producto.
Sin embargo, aunque se los presenta como productos “verdes”, esta palabra lejos está de tener un signo igual a “light”. Con la Ley de Etiquetado Frontal quedó demostrado que no son completamente saludables, sino que pertenecen a la familia de los “ultraprocesados”.
Muchos de sus envases fueron alcanzados por los octógonos negros que advierten exceso de sodio y también de grasas saturadas.
¿Por qué cada vez son más las personas que quieren comer productos sin carne?
Cada año son más de 50 mil millones de animales los que se crían para ser asesinados. Chanchos, vacas y pollos pasan toda su vida hacinados en pequeñas parcelas donde se chocan y se lastiman entre sí. Muchas granjas mutilan las pezuñas, dientes y colas de los animales para no generar violencia entre ellos, al convivir en espacios tan reducidos. Los “feed lots” surgieron ante la necesidad de maximizar ganancias y producir más en menos tiempo.
Sabemos que se trasmiten distintas enfermedades entre los animales en los corrales y que muchas veces terminan pasando hacia los humanos como vimos con el Covid-19, la gripe Aviar o la Porcina. La forma de producir alimentos que existe actualmente no solo viola los derechos animales, sino que nos está enfermando.
Otra las críticas fundamentales que realizan ecologistas y veganos a la industria alimentaria, es la enorme emisión de gases de efecto invernadero que generan esos mamíferos, la contaminación de sus desechos y la destrucción ecosistemas enteros para avanzar con la frontera agropecuaria.
Es por esto que son cada vez más las personas que eligen modificar radicalmente sus dietas y abandonar por completo todos los alimentos que provienen de animales, incluidos aquellos que contienen queso, leche y huevos.
Sin embargo, la contradicción que aparece a la hora de querer “terminar” con la industria cárnica, es que son ellos mismos quienes producen y distribuyen estos nuevos alimentos basados en plantas. Tienen dos líneas de comestibles opuestas, dentro de una misma fábrica: el asesinato de animales y la supuesta “conservación” de los mismos fomentando la industria vegetal.
El caso más emblemático podría ser el de Tyson Foods, el segundo procesador y vendedor de carne de res, pollo y cerdo más grande del mundo que también tiene su cara “vegana”. Pero la lista de nombres es infinita: Perdue Farms, Cargill, Burguer King, McDonald’s.
Esto se explica porque hay todo un mercado con ganancias millonarias que estas empresas monopólicas quieren explorar. Según un informe de Grand View Research, el mercado de alimentos y bebidas veganas alcanzará un valor de 22 mil millones de dólares en 2024, lo que representa un crecimiento anual del 10%.
No hay “contradicción” ideológica para ellos, si hay demanda, darán oferta. Este parece ser solo el comienzo de la transformación que está viviendo la industria de alimentos.