Un pequeño carnívoro oriundo de Canadá y Estados Unidos fue introducido en Argentina con fines industriales en 1930. Ahora es una plaga que ha generado problemas en la Patagonia.
En plena fiebre por los tapados de piel como símbolo de sofisticación, el visón americano llegó al país como una promesa rentable para la industria peletera.

Sin embargo, casi un siglo después, su presencia se convirtió en un serio problema ambiental: hoy, este animal es una plaga fuera de control en la Patagonia.
El visón americano y su impacto ambiental
De cuerpo alargado, pelaje espeso y pequeñas manchas blancas en el rostro y el vientre, el visón americano no supera el kilo de peso. Pero lo que le falta en tamaño lo compensa con una capacidad de adaptación asombrosa. Se lo encuentra en ambientes acuáticos y terrestres, desde Neuquén hasta Tierra del Fuego, y su población ha crecido tanto que los especialistas ya no pueden cuantificarla con precisión.
Este mamífero carnívoro amenaza a numerosas especies locales, sobre todo a las aves acuáticas como los cauquenes, cisnes, gallaretas y patos. Su dieta y comportamiento predador generan un desequilibrio en el ecosistema patagónico, alterando el delicado equilibrio de fauna silvestre que caracteriza a esta región.

Medidas de control que no alcanzan
Pese a los esfuerzos, los resultados hasta ahora son negativos. Se han instalado trampas en distintas zonas —tanto “vivas” como “muertas”, dependiendo del destino del animal capturado—, pero la expansión del visón no se detiene. Su astucia y capacidad de adaptación complican cualquier estrategia de erradicación.
En paralelo, algunos especialistas apuestan a que los pumas, presentes en la región, puedan contribuir como depredadores naturales de los visones. Sin embargo, esta alternativa también tiene limitaciones y no se considera una solución definitiva.

Otras especies invasoras en la Patagonia
El visón no es la única amenaza. En las últimas décadas, la Patagonia argentina ha sido afectada por otras especies introducidas que hoy se consideran plagas ambientales:
- Avispa Sirex Noctilio: utilizada como controlador biológico, termina causando la muerte de los árboles que parasita.
- Alga Didymosphenia geminata: impacta negativamente en la flora y fauna acuática y se dispersa a través de actividades recreativas como la pesca o el kayak.
- Rosa mosqueta: una planta invasora que afecta el desarrollo de la ganadería.
- Conejo europeo: introducido para obtener proteína animal y aprovechar su piel, hoy también representa un riesgo para la biodiversidad local.
Una advertencia que viene del pasado
El caso del visón americano es un ejemplo claro de cómo decisiones tomadas en el pasado —muchas veces con fines económicos— pueden tener consecuencias ambientales duraderas. Hoy, la Patagonia enfrenta el desafío de controlar una plaga que, aunque pequeña en tamaño, representa una gran amenaza para su biodiversidad. Sin embargo, no es la única especie introducida que está afectando el entorno.